LA RESIDENTE
Marinette
Me recliné en la silla de Félix, esperando pacientemente a que pusiera los ojos en blanco al verme, pero cuando entró en la habitación, parecía que alguien le había robado la vida.
—¿Ha pasado algo malo? —Me senté—. ¿Querías verme porque te ha pasado algo?
—Más o menos. —Rodeó el escritorio y me hizo levantarme para sentarse en su silla, aunque luego me obligó a acomodarme en su regazo. —Tengo buenas noticias y malas noticias, Marinette. —Me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja—. ¿Cuáles quieres escuchar primero?
Negué con la cabeza. De repente, tuve una especie de desagradable déjà vu; no me había gustado el episodio que había protagonizado la última vez.
—Lo siento. —Me puse de pie—. ¿Qué has dicho?
—Que tengo buenas y malas noticias. Elige cuáles quieres conocer primero.
—Las malas.
—Vale. —Hizo una pausa de unos segundos para que me sentara de nuevo en su regazo—. Tengo que despedirte del Centro Médico Avanzado Park Avenue. Con efecto inmediato.
—¿Qué?
—Pero, para que conste, creo que posees mucho talento, que eres muy inteligente, y que, literalmente, naciste para practicar la medicina, pero…
—¿Me acabas de despedir? —Abrí los ojos como platos—. Hemos mantenido relaciones sexuales hace menos de veinticuatro horas, y he venido hasta aquí para hablar contigo en mi día libre. ¿Me has hecho venir para esto?
—Si me dejaras terminar…
—No tengo que hacerlo. —Negué con la cabeza—. ¿Me estás despidiendo, sí o no?
—Sí… y no.
—Guau. Solo guau. —Me crucé de brazos—. ¿Sabes?, por una fracción de segundo, realmente he llegado a pensar que lo nuestro podría funcionar. De hecho, esperaba que algún día me dijeras que quieres salir conmigo, y solo conmigo, pero nunca habría adivinado que era este el as que te guardabas en la manga.
—Me ocuparé de nuestra vida personal dentro de un minuto.
—No tendremos vida personal cuando hayamos terminado esta conversación.
—Lamento disentir.
—Entonces espero verte hacer eso de rodillas más tarde. —Tuvo la audacia de sonreír—. ¿Puedo terminar ahora o hay algo más que esa boquita tan aguda quiera decirme primero?
—Hay algo más. —Apreté los dientes, bajando la voz cuando una enfermera pasó por delante de la puerta—. Hemos echado muchos polvos, Félix. Muchos…
—Puedo recordar vívidamente cada uno de ellos.
—Me has follado en el coche, en la silla, en cada lugar de este despacho y… —Apenas pude encontrar la fuerza necesaria para terminar—. De verdad, he llegado a pensar que significaba algo para ti.
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UN MÉDICO SEXY (Adaptación)
Cerita PendekSer médico en una consulta privada de Nueva York no es nada fácil. Sobre todo cuando se me ocurre contratar como nueva residente a la mujer con la que iba a tener una cita dos semanas atrás y que me dió un plantón con un «No podemos vernos más, lo s...