𝑈𝑛𝑜

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Los ojos de Visenya pesaban tanto como el día anterior por la noche y los recuerdos la golpearon cuando se sentó sobre la cama sosteniendo su cabeza con fuerza, lo bastante mareada como para que los adornos que colgaban del techo le dieran vueltas.

Había bebido tanto que apenas recordaba lo suficientemente claro como había llegado a sus aposentos sana y salva, sino, más bien como se sostenía de las paredes con la copa semi llena aún en sus manos.

Se recostó nuevamente, suspirando con pesar porque todo le dió vueltas y decidió enterrar su cabeza en la almohada, cerrando sus ojos, esperando desaparecer entre las plumas.

– No vuelvo a beber de esa manera, por los siete infiernos que me lleven en este instante..

Cuando por fin lograba conciliar el sueño, el sonido de la puerta la despertó, divisó esa rubia cabellera entrar y deseó morir, no estaba lista para levantarse de esa cama y tener que mostrar su rostro después de una destructiva celebración.

Rhaella en cuenta de lo que había sucedido la noche anterior se sentó al borde del lecho de su adorada hermana mayor, sobando su espalda por unos momentos antes de dar unos pequeños golpecitos para animarla a levantarse.

– Muy buenos días, Nya.

– No son buenos días, Ela, no deberías verme de esta manera..

– Nadie te obligó a beber tanto, fueron copas tras copas, ¿recuerdas como se puso Aenerya?

La mujer asintió entonces la rubia palmeó un par de veces por última vez su hombro antes de destapar el cuerpo ajeno, ayudando a Visenya a colocarse de pie mientras buscaban en conjunto una vestimenta adecuada que procedió a colocarse en cuestión de minutos.

– No tienes que venir todos los días que tengo que asistir al consejo, sabes que puedo hacerlo sola, ¿no es así?, yo debería despertarte a ti si es que no fueras tan correcta y madrugadora.

Visenya sostuvo el rostro de la menor, besando sus rosadas mejillas con amor, Rhaella sostuvo sus manos y sonrió, para ella era todo un placer.

– Me gusta hacerlo, me recuerda todas las veces en las que me despertabas o en las que me permitías dormir en tu cuarto cuando me asustaba la oscuridad, aunque aún lo hago..

– Maella y tu dormían todos los días conmigo, me pedían que les enseñara canciones en valyrio pero cuando lo hacía ustedes ya dormían en mi pecho.

La princesa lavó y secó su rostro mientras su hermana pensaba en que responder, sosteniendo el trozo de tela suave com el que la princesa mayor se había secado.

– Y gracias a eso, y tus clases, logramos aprenderlo..

– Gracias a ti, eres mi niña inteligente..

La menor asintió con una sonrisa dulce, abrazándose al cuerpo de Visenya y es que no podía describir cuanto la amaba, ese cariño tan especial que sentían era tan dulce y fraternal, tan sincero como el de una madre y su hija, se sentía tan protegida en sus brazos que era inexplicable.

– Debes alistarte, ¿quieres que peine tu cabello?

– Amo como lo trenzas, deberías enseñarme como se hacen algunas para poder peinarte después.

Ela sonrió mientras Visenya tomaba asiento en su tocador, ella peinó su cabello con tanta gentileza que poco después y cuando se paró frente al espejo notó el bello trenzado que lucía.

– ¿Te gustó? – acomodó con sus dedos unos pequeños detalles.

– Me encantó.

Se acercó a ella para besar su frente antes de abrir la puerta de sus aposentos y hacer el gesto técnico de que tomase su mano, ambas se retiraron del lugar y Visenya la dejó ubicada frente a los umbrales del comedor.

Valensys | Aemond Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora