𝐶𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜

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Visenya observó con anhelo el puerto en King's landing y le pidió a Zaphira que ralentizara su llegada para poder disfrutar el viaje, su estómago se apretaba y los recuerdos inundaron su cabeza.

Aquellas veces en las que mojaba sus pies a la orilla de la playa mientras alzaba su vestido para que no se arruinara, detrás de ella corrían los niños que no dudaban en salpicarla cuando aceleraban descalzos por el agua salada jugando y salpicándose.

Sin embargo, el tiempo que se estimó fue más corto de lo que deseaba y su familia ya estaba presente esperando por ellas, Sir Erryk se acercó a la monarca, ayudándola a descender de su Hydra, Visenya se dio unos segundos para despedirse de ella y desearle que regresase sana y salva.

– Majestad.. – el la saludó con una sonrisa, hace muchos años no la veía y lucía exactamente igual de hermosa, cuando sostuvo su mano el la guió cuidadosamente.

– Hace muchos años que no lo veía Sir Erryk, es un gusto.

La guió hasta el castillo, su familia ya estaba en sus puertas aguardando por la nueva reina, allí Alysanne tomó la mano de su hija y la de Aenerya para ingresar por la entrada de la fortaleza, las tres sintieron la gran emoción de estar en sus paredes nuevamente pero la esencia de este no era la misma, ni se comparaba con lo que alguna vez había sido mientras Aemma vivía.

Para Alysanne la muerte de su prima y mejor amiga fue la perdida más dolorosa después de la de su padre, era un dolor incomparable que le provocó la interrupción involuntaria del embarazo de su querido hijo Maegor, que nació de cuatro meses y medio y que continuaba siendo uno de sus dolores más grandes junto a otras perdidas que nunca compartió más que con su marido.

Sin embargo la culpa de no haber estado en el parto de Aemma para darle su apoyo le carcomería toda su vida, cuando la necesitó lamentablemente no pudo llegar a tiempo.

Por ello le hizo la mayor de las promesas, cuidaría de Rhaenyra y Aenerya como si fuesen sus propias hijas y eso hizo, lo mejor que pudo después de que Viserys volviese a contraer matrimonio con una doncella, Alicent Hightower.

Visenya caminó en silencio a su costado mientras se adentraban más a la fortaleza, Aenerya sostenía la mano de Alysanne como señal de confort mientra ella besaba la suya, con una sonrisa que mostraba la pena más grande.

Al llegar al salón principal ambos guardias se despidieron y fueron recibidos en cambio, por quienes menos estimaban, un falso gesto de emoción y cortesía fue lo primero que recibieron a su llegada, Daelor tomó la cintura de su esposa en señal de protección y apoyo, besando la coronilla de su cabeza, ella sonrió, había desposado al mejor hombre.

– Bienvenida, su majestad, es una maravilla tenerla de vuelta tras tantos años a usted y su familia.

Padre e hija hicieron un reverencia ante ellos, Visenya, Aenerya, Alysanne y Rhaegal compartieron el mismo gesto que fue seguido por los demás, todos sin entusiasmo alguno de sus presencias, la tensión y el disgusto eran mutuos pero por ello fingían agraciarse.

Los Valensys estaban decepcionados de como lucía de opaco y lúgubre aquel castillo que antes era adornado con la dulzura y el estilo de Aemma, la vitalidad ya no era una cualidad de la fortaleza roja.

– Agradezco la hospitalidad.. – Alicent no dudó en acercarse a la monarca y tomar su rostro, acariciando el borde de sus mejillas, Nya lo toleró lo mejor que pudo, cuanto detestaba las caricias de esas frías manos.

– Tantos años sin verte, Visenya mi niña, cuanto has crecido.

La azabache sujetó sus manos por sobre las que la tocaban y las retiró con suavidad de su rostro con una expresión serena, sin deseos de alarmar a nadie que no fuese a la mujer frente a ella, con unos ojos más que amenazantes.

Valensys | Aemond Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora