—¡Maldita sea, Jack! —exploté lanzando le el ramo de flores—. ¡Entonces eso es lo que soy para ti, una mujer a la que puedes ofertar!
—¡No!, yo me refiero a que eres parte de la apuesta…
—¡Me acabas de decir que habías cambiado! ¡Lo único que hiciste fue involucrarme en tus caprichos! —Comencé a aplaudir—. ¡Pues felicidades señorito! —expresé con molestia y sarcasmo.
—En realidad, yo me refería a que cambié mis tácticas hacia ti —se excusó levantando sus hombros forzando una diminuta sonrisa.
Respiré hondo intentando mantener la calma. No quería creer lo que estaba escuchando, o para ser sincera, lo que estaba entendiendo, sabía que era mala idea hablar sobre esto en su estado de alcohol.
—Jack, dime que es una broma y que estás jugando conmigo —supliqué estando al borde del llanto, sentía que ya no podía más con esa discusión que apenas había comenzado.
—Mi amor, te juro por nuestro matrimonio que no es nada grave. Estás mal interpretando todo, si me dejas explicarte, sabrás que es por tu beneficio.
Me llevó tambaleando hasta la mesa del comedor quería que me sentara haciendo un ademán, pero yo opté por mantenerme de píe con los brazos cruzados. Él solo puso el ramo de flores en la mesa y se dirigió a sentarse del otro lado.
—Entonces… —exijí impaciente.
—Bueno, ¿por dónde empiezo? —se preguntaba así mismo rascándose la nuca.
—¿Qué tal por el principio? —ironicé tajante.
—Al comienzo todo era oscuridad…, pero luego una fuerza cósmica…
—¡No es momento para bromas!
—Está bien… Faltaba media hora para la salida, cuando mi jefe muy alegre nos anuncia que el CEO haría una pequeña fiesta para toda la empresa. Antes pasé rápido al baño por que no aguantaba las ganas de…
—Ve al grano —murmuré fuerte entre dientes.
—A ver… —Cierra los ojos con los brazos estirados sobre la mesa recordando—. Ya estaba mareado por varias copas, cuando escuché un sujeto arrogante hablar sobre algo que me llamó la atención…
—…las relaciones están sobrevaloradas, nunca falta para que algunos de los dos logren cometer una tontería que acabe con todo. Por eso prefiero no comprometer me nunca y me ahorro esos líos —mencionaba un señor de mediana edad. A lo que yo decidí intervenir.
—¡Un momento! ¿Cómo puede decir eso cuando no se ha enamorado de verdad? —expresé llamando la atención del grupo.
—¿Éste quién es? —preguntó al gerente que tenía a su lado.
—Jack Villegas, contrato reciente de varios meses, es mi arquitecto junior —respondió el señor Salazar, con una sonrisa forzada—. Oye, respeta, es el CEO —me susurró en bajo.
—Y pienso escalar para tener un buen puesto como arquitecto en su empresa, pero déjeme decirle que habla puras tonterías sobre las relaciones —agregué ignorando a mi superior.
—Haber muchacho, tienes valor para contradecirme cuando a simple vista se te nota cara de mujeriego. ¿Qué va a saber un niño como tú? Solo porqué de seguro te presta atención una de tus crush.
—Para su información, ¡Bum! —Le enseño mi mano con el anillo—. Llevo tres años casado con el amor de mi vida y así estaremos hasta que la muerte nos separe, porque, a diferencia de usted, yo sí creo en el amor verdadero y bien mantenido.
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Apostando nuestro matrimonio
HumorSe suelen cometer muchos errores en un matrimonio joven. Yo buscaba mi felicidad en otro lugar, ignorando que siempre estuve con esa felicidad. Las cosas pasan por algo, y es una pena por todo lo que se pasó para darme cuenta que estaba equivocada...