En la mañana siguiente en aquel hotel de Berlín, hubo un pequeño cambio de situación, por lo que tuve que atender una necesidad que tenía desde el día anterior. Por suerte para mí, tenía a Bárbara en completa disposición para la tarea que le pedí sutilmente.
—Roxana, esto es incómodo —expresó haciendo presión.
—Mueve te más, usa las piernas para impulsarte.
—Sí movieras las manos más rápido acabaríamos —pidió con un jadeo
—Tranquila, ya casi termino, tu sigue colaborando con tu trasero.
—Deja me cambio de posición a ver, así no puedo —Levantó las piernas y se acostó mejor, estaba sudando la pobre de tanto moverse.
Aprovechando eso, se me hizo más fácil para cerrar la cremallera de la maleta y por fin pudimos terminar.
—Okey, ahora veo que no debí traer tantas cosas. Para la próxima hago una maleta más ligera.
—Bueno, esto está listo —comentó colocándose de pie—. Bajemos, Edgar ya nos ha esperado mucho tiempo.
Salió de primera con algo de afán, pues sí, hace veinte minutos que Edgar me aviso para bajar a ir a otro lado, pero tardé intentando cerrar la maleta yo sola. Cuando Bárbara apareció a ver como estaba le pedí que me ayudara. Aunque irse así sin esperarme me hizo pensar que esa mujer tenía problemas personales o algo por el estilo, igual no la conocía aún.
Edgar sugirió llevarme a un lugar bastante entretenido por unos días, no me quería decir, era una supuesta sorpresa. Supuse cosas raras cuando vino a buscarnos el chofer con la limusina de su familia, pero era demasiado descabellado que me llevara a conocer a su familia si al menos tenia tantita dignidad. Por suerte solo fue para llevarme a un club campestre del que era miembro.
En el camino lo único que podía pensar era en Jack, o, mejor dicho, la casa. Por supuesto que mi informante fue a inspeccionar si la casa seguía en pie en aquel domingo por la mañana de su zona horaria.
—hugmmmmm, tocan la puerta —dijo Jack como pudo semi desnudo, dormido en el mueble, pero seguían tocando—. Aron... abre la puerta —pidió moviendo lo con la pierna a la cual estaba aferrada igual en el mueble.
—Abre tú, es tu casa...
Jack se levantó quitando se a su mejor amigo de encima y caminó por la habitación evitando a algunos, quienes dormían por todos lados hechos porquería. Abrió la puerta encontrándose con Leila.
—Hola, buenos días —le saluda con un beso en la mejilla—. Este beso te lo manda Roxana y no te lo doy en la boca porque luego me reclaman.
—Oh, pero igual... —Es interrumpido por una cachetada.
—Y esto te lo mandará cuando le diga que no le hiciste caso a lo que dijo.
—¡No, no-no! —Se le arrodilló en suplica—. No le vayas a decir nada. Eres mi amiga, cúbreme comadre —expresó abrazando sus piernas.
—Este loco... —dijo para sí misma—. Me gusta tener a los hombres rendido ante mis pies, pero primero va Roxana y luego los demás. Bueno, primero sería mi mamá, luego mi sobrinita Cristell porque es hermosa como su tía y después Roxi. ¡Además!, ¡Es tu castigo por no invitarme a la fiesta!
—No saques conclusiones precipitadas —Se puso de pie para encarar la—. No hice una fiesta, fue una reunión entre amigos.
—Ajá...
—¡Maldita sea! —Bostezó uno de los amigos de Jack—. Que buena fiesta, hasta soñé con la bailarina pagada y todo.
—¡Cállate Ricky!, ¡ya me condenaste!
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Apostando nuestro matrimonio
HumorSe suelen cometer muchos errores en un matrimonio joven. Yo buscaba mi felicidad en otro lugar, ignorando que siempre estuve con esa felicidad. Las cosas pasan por algo, y es una pena por todo lo que se pasó para darme cuenta que estaba equivocada...