Siempre juntos.

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/Levi/

Dejo la taza de té en la mesa para sentarme y abrir el diario. Aún es temprano para el almuerzo pero supongo que las cosas se retrasaron.

Y apostaría que fue por culpa de Hange.

Escucho las risas fuera y miro por la ventana para ver a los dos pequeños jugando con los caballos.

Que no se les ocurra entrar sucios.

El piso brilla por la limpieza que acabo de terminar y la sola idea de que se vuelva a ensuciar me hace suspirar.

*¿A quién engaño?-susurro mientras vuelvo mis ojos a las hojas para comenzar a leer-aunque yo me irritara, todos los defenderían.

Y aunque quisiera sonar molesto, una sonrisa leve se asoma en mis labios al pensar lo buena que es la vida en este mismo momento.

Lo buena que ha sido por varios años.

El dibujo de Jean capta mi atención llevando mi mente al día de la boda.

La noche es fresca, la iluminación es suave y agradable, las velas le dan el toque que Hange tanto insistió.

-¿Nervioso?-pregunta Erwin a mi lado.

-Ansioso-confieso-¿cuánto más debo esperar?

-Esperaste mucho más que un par de minutos-responde burlón-tú sólo mantente de espaldas por un par de minutos más.

-¿Mi ropa está bien?-pregunto en un intento de distraer a mis nervios, acomodo la camisa por millonesima vez y eso lo hace reír.

-Perfecta, considerando que quisieron un matrimonio poco formal-asiento.

Izi y yo queríamos algo sencillo y decidimos que la boda fuera con un grupo reducido de gente, en el bosque cerca de casa y con ropa cómoda. Nada de trajes y vestidos caros. Por eso, yo sólo llevaba un pantalón de tela café claro y una camisa blanca.

Pero que fuera sencillo no significaba que iba a descuidar mi apariencia. Estiré mi ropa hasta que me pareció que estaba bien, peiné mi cabello lo mejor que pude y revisé que los zapatos estuvieran limpios más de las veces que todos creen son necesarias.

-La espera terminó-anuncia Erwin causándole un salto a mi corazón.

Los pasos se hacen presente y cuando Erwin pone su mano en mi hombro, me volteo aguantando la respiración. Mis ojos se posan sobre Izi y no puedo evitar abrir levemente la boca.

Jean la trae sujeta del brazo y ella sonríe como siempre, los ojos le brillan y aunque quiero sonreír, apenas puedo respirar.

Su vestido blanco es sencillo y le cubre hasta los pies, las mangas se abren en sus hombros dejando ver la piel de sus brazos. Tiene el cabello tomado y enredado en éste, flores de manzanilla. En el cuello lleva el collar que le regalé y con la mano sostiene un ramo de manzanilla unido por una cinta blanca.

El dibujo de Jean no alcanza a demostrar lo deslumbrante que estuvo ese día. Tuve que soportar las burlas de Hange y Erwin por varios meses, por la cara que puse cuando la ví.

Sigo sin saber qué cara se supone que debía tener.

La fotografía del grupo ese día junto a nosotros descansa a un lado del dibujo.

-Quisiera brindar por los novios-dice Erwin poniéndose de pie mientras toma una copa-porque gracias a Levi e Izi, la vida hoy parece mucho más dulce.

-Un brindis-dice Hange siguiendo a Erwin-porque Levi tiene a alguien que lo soporte-todos sueltan risas.

-Un brindis-dice Jean uniéndose-porque mi pequeña volvió con nosotros para seguir desobedeciendo cada una de las órdenes que se le dan.

Estrellas de medianoche (Levi Ackerman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora