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Últimos detalles

Y bien dice el dicho; al perro viejo le torcieron el pescuezo por andar de pendejo o alguna cosa así, pero Taehyung no es experto en dichos populares y lo más seguro que se haya inventado la mayor parte del que acaba de decir, pero lo importante es que le funciona cómo recordatorio cada vez que su marido la caga y tiene que arreglarlo de alguna manera, lo cuál significa que puede pedirle lo que sea, sin restricciones o peros y sino Pancho no cena en un mes.

Entonces sí, Taehyung tenía a su marido comiendo de su mano y Jeon siendo un mandilón y prisionero de su amor, nunca le negaba nada, conociendo el carácter que se cargaba su esposo. Por lo que, desde hace una semana había tenido que aplazar el viaje a Colombia, moviendo y reorganizando lo que tenía que hacer e incluyendo también al pelirrojo de alguna manera en todo el asunto, para que su tapadera fuera creíble, pero se estaba convirtiendo en un puto dolor de cabeza y el mentado día de reunirse con el Colombiano para cerrar el negocio era dentro de dos semanas.

En su oficina, sentado sobre su silla de cuero estaba el Capo haciendo una llamada con su vendedor más confiable de armas desde un teléfono desechable, su ceño estaba duramente fruncido y soltaba algunos comentarios desinteresados cada cierto tiempo, demostrando que aquella conversación comenzaba a calentarle la cabeza. Taehyung lo veía con un sentimiento de culpa, mientras limpiaba su pistola a unos cuantos metros, sabía que le estaba poniendo más carga al azabache de la necesaria, pero el era tan terco y necio como una mula que cuando una idea se metía en su cabeza no había quien se la sacara, así que con la pena.

El repentino ruido de la puerta siendo golpeada interrumpió el ambiente dentro de la oficina, el Don se frotó los ojos con molestia y cuando hizo el ademán de levantarse para ir y ver quién chingados lo molestaba cuando él había exigido desde un principio que no quería a ningún pendejo rondando por su oficina y creyó ciegamente en que todos sus hombres estaban al tanto de lo mucho que le emputaba que no siguieran sus órdenes al pie de las letra, pero quedó claro que no. Su esposo notó la expresión del azabache ensombrecer y su mano tensarse sobre el teléfono, supo que sí lo dejaba abrir esa puerta, las cosas se pondrían feas, así que con rapidez dejó de lado lo que estaba haciendo y le hizo una seña para darle a entender que él se encargaría, haciendo que el hombre desistiera de levantarse. Él Don asintió quedamente y continuó con la llamada, pero con cada minuto que pasaba, su paciencia se estaba agotando.

Taehyung camino hacia la puerta y la abrió con cuidado, esperando encontrarse con alguno de los hombres de Jungkook y así fue, pero este no parecía venir con intenciones de hablar con él Capo, y lo dedujo rápidamente cuando sus ojos se desviaron hacia Momo y SenHo que venían agarrados de su  mano. El pobre sujeto tenía una expresión apacible en el rostro, sin darle importancia a los berrinches de los dos huerquillos, los cuales discutían entre sí e intentaban patearse sin tener éxito, ya que el hombre era quien recibía todos esos golpes por estar en medio de ambos.

—Pero mira qué bonito—dijo Taehyung, dándoles una mirada de reprimenda por su comportamiento.—. ¿Qué hemos hablando sobre pelear y golpearse?

Los menores al escuchar la voz seria de su tío, se detuvieron inmediatamente, parándose derechos y poniendo expresiones de perrito abandonado.—No debemos hacerlo por qué podemos lastimarnos.—murmuro la menor suavemente.

SenHo asintió con un puchero en su boquita.—Lo sentimos, tío Tae, no te enojes con nosotros.

—Sí, no lo haremos de nuevo—Momo concedió, levantando su manita para mostrarle su dedo meñique al pelirrojo.—, lo prometemos por la garrita.

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⏰ Última actualización: Apr 17, 2023 ⏰

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𝐃𝐎𝐍 𝐉𝐄𝐎𝐍 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora