¿Cómo ve un lector a un escritor?
Se había enamorado de muchos personajes literarios, pero no lograba encantarse por alguien en la vida real...
Hasta que lo conoció a él.
Y para que surja una nueva estrella...
⚠ HISTORIA TOTALMENTE MÍA ⚠
Todos los d...
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Y corrió. Corrió tras esa estrella.
No dudó ni un segundo en correr tras lo que deseaba alcanzar.
Sus sueños. Aquellos que en su niñez fueron forjados entre abrazos y cosquillas. Ahora en su adultez, entre dichas y penas, se animaba a correr...
¿Irás tras tus sueños tú también?
— ¡Fin! ¡Amo este libro, lo juro! — exclamó abrazando contra su pecho aquel objeto que, por las innumerables veces que había leído y releído esa historia, estaba tan desgastado.
Hyungu adoraba leer, podía pasar cientos y cientos de horas explorando paradigmas únicamente visibles en su cabeza gracias a las palabras plasmadas en esas hojas.
— Lo has dicho como cien veces en el último trimestre — mencionó con diversión su compañero de piso y mejor amigo, Kiwook, quien tenía su vista totalmente centrada en una nueva pieza en la que trabajaba.
Su amigo era un gran fanático de la música y la producción musical, incluso él mismo estaba empezando a componer sus propias piezas.
— Es que no lo entiendes, Wook... Es un libro precioso — sonrió antes de incorporarse bien en el sofá — Jin Yonghoon escribe tan hermoso... ¿Cómo será escucharlo de frente? — se preguntó pensativo, en un suave suspiro de ilusión.
El chico de extravagante cabello azul eléctrico había seguido de cerca la carrera literaria de su autor favorito.
Y es que, ¿cómo no hacerlo? Si el libro "Envision" de Jin Yonghoon había sido, después de "El Principito", el inicio de su gusto por la lectura.
Todo empezó cuando, en su último año de la secundaria, habían enviado a que cada alumno llevara un libro que le gustara, pues se intentaba fomentar la lectura, tarde pero intentaban.
Y Hyungu, que en ese momento no tenía educación literaria alguna, tuvo que ir a escoger un libro desde cero.
Recordaba a la perfección lo ingeniosa que le pareció esa portada de una cubeta llena de estrellas, aquella cuya ilustración parecía sacada de una pintura de acuarelas, simple, pero preciosa.
Aquel párrafo de inicio donde YoungJae era pequeño y tenía tantos sueños que, aunque parecían ser aplastados por el mundo, salían a flote.
No se detenía, crecían, surgían en contra de cualquier adversidad.
Es que... Era su libro favorito, porque sentía que, aquel que lo escribió, comprendía lo que era sentir como sus sueños eran cuestionados, desgarrados e invalidados por aquellas personas cercanas, pero he ahí Jin Yonghoon, quien tenía ahora una carrera increíble gracias a su literatura.
Lo admiraba demasiado.
— Lo idealizas demasiado — comentó después de un rato Kiwook, recibiendo por respuesta un almohadazo.
— Claro que no, además, no lo entenderías, leer no es tu fuerte — acusó sin soltar su librito, sin poder dejar de esbozar aquella sonrisita que aparecía solo al hablar de un libro que le gustara.
— Tal vez, pero no lo conoces en persona. Así como yo con los artistas. En cualquier momento, puede salir algo, jurídicamente comprobado y no solo rumor de Twitter, que me tire al piso a mis cantantes favoritos. Y Jin Yonghoon, no está exento a eso — le comentó, apretando sus labios en una fina línea que dejaba aún más en evidencia sus abultadas mejillitas.
— Ya ya, entendí — no, no entendió.
La admiración que Hyungu tenía por el escritor era indescriptible, le encantaría conversar en persona con él. Hacerle tantas preguntas de sus libros, e incluso, amaría mostrarle algunos de sus propios intentos de escritos.
No eran la gran cosa, pero le estaba gustando como quedaban, y qué mejor que la opinión de un profesional al que admiraba y cuyas obras le eran un gran referente para que le diera su opinión y, ojalá y así fuera, un par de consejos.
El mayor de los dos compañeros había empezado a escribir por una fuerte necesidad por expresar aquellos sentimientos y pensamientos abrumadores que, de no salir, podrían consumirlo de manera ahogante y dañina, pero temiendo molestar a sus amigos y familia, prefirió hacerlo con esas hojas en blanco.
Ellas podrían aguantar sus amargas lágrimas, la crudeza de su dolor, la euforia más pura que pudiera sentir y cualquier ataque de rabia, pánico o ansiedad que pudiera acecharlo en el momento.
Tal vez no era lo más sano... Tal vez conversar podría ser más seguro para sí mismo, pero no sabía realmente como hacerlo.
Por eso, las mudas hojas siempre eran su mejor opción.
— ¡Ah! ¡Harin! — recordó de repente el menor, levantándose cual rayo a buscar algo al clóset.
Y fue visto con rareza por el escritor aficionado, hasta que él mismo, recordó lo que tenían que hacer esa noche.
— ¡No puede ser! ¡Su compromiso! — gritó dejando, aún en el apuro, con sumo cuidado, su libro en su velador y corrió a alistarse tal y como su amigo.
Su amigo se comprometía ese día, en menos de tres horas y ellos no estaban ni cerca de salir de la casa. Definitivamente, tendrían que llevarle un buen regalo a él y a su prometida.
O los vetarían de la boda...
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Ay cielos, ay cielos, ay cielos
Llegó el día...
Ya es hora...
/respira hondo
Bueno, la dinámica de este libro es que, para entenderlo en su totalidad, deben de conocer los dos lados de la historia.
Escritor es Hyungu. Es cómo ve él el mundo, cómo ve él todo lo que pasa en esta historia.
Pero si desean conocer el otro lado, ya saben a dónde ir
