Giyuu Tomioka

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Me encontraba en casa cocinando y tomando un té por el frío que hacía afuera, eran temporadas de invierno pero este día hacía más frío de lo normal.

De repente escuché un ruido afuera, me asomé por la ventana pero no ví nada así que seguí con lo mío.

Otro ruido, está vez si pude ver algo una sombra, pero era algo diferente, no era una persona.

Entré en pánico y lo primero que hice fué correr a cerrar con seguro la puerta y todas las ventanas, pero ya era tarde, al llegar a la puerta sentí que algo la empujó fuertemente haciéndome caer hacia atrás y ví como la silueta de antes entro a la casa; Rápidamente me arrastré lo más rápido posible pero esa cosa me tomó por la pierna enterrando sus garras en mi piel.

Las lágrimas ya salían por mis ojos y un gemido de dolor salió de mí boca.

La cosa me jaló hacia ella poniéndome debajo y al fin pude ver si cara, era horrible y no tenía ojos.

Grité lo más fuerte que pude esperando que alguien me escuchara antes de que esa cosa volviera a enterrar sus garras superficialmente, pero ahora en el abdomen.

Cerré los ojos por instinto para no poder verlo, estaba tan cerca de mi que podía sentir su aliento sobre mi rostro.

Estaba a punto de aceptar mi destino cuando escuché pasos

- ¿Otra de esas cosas? Por favor no- pensé desesperada y antes de terminar inconsciente por la impresión, pude observar que una figura humana entraba por la puerta y tenía sujeta una espada.

Desperté agitada y con los latidos del corazón a mil por hora.

Estaba en mi habitación con una venda en mi pierna y en mi abdomen

- ¿Qué demonios fué lo que pasó? - pensé antes de escuchar que se abría la puerta.

Mi primera reacción fue intentar huir, pero estaba muy adolorida, me detuve también porque quien abrió la puerta fue una persona, una ya muy conocida.

- ¿Giyuu? - dije incrédula y con un nudo en la garganta- ¿Co... Cómo es que tú...? ¿Qué haces aquí?

- ¿Cómo te sientes? - dijo con su antipatía de siempre.

- Bien, solo me siento un poco adolorida.

- Bien - dijo y tomó asiento en la cama mirándome fijamente.

- ¿Qué sucede contigo? - dije ya con los ojos húmedos y sin poder evitar que mi voz se quebrara - Tiene casi 2 años que te fuiste Giyuu , ¿y te apareces aquí como si nada?

- Yo... Lo siento, pasaron muchas cosas y no pude comunicarme contigo - dijo ya sin verme a la cara.

- Me imagino que sí - contesté con una pequeña sonrisa- No pasa nada, me alegra verte de nuevo ¿Cuánto tiempo vas a quedarte?

- No mucho, hasta que te recuperes bien.

- Yo, siento mucho lo que sea que te haya pasado, debo agradecerte por estar aquí.
Yo... no recuerdo nada de ayer.

- Yo sí, llegué en el momento justo.

- ¿Qué era esa cosa?

- Un demonio - dijo aún más serio.

- ¿Demonio? Suena falso Giyuu... Pero a pesar de todo te creo, ¿puedes explicarme?

- Claro - dijo viéndome de nuevo y procedió a contarme a grandes rasgos sobre los demonios, cazadores de demonios y los pilares.

- ¿Tú eres el pilar del agua? - pregunté.

- Sí.

- Estoy muy orgullosa de ti - dije con una sonrisa sincera y me estiré para sujetar su mano.

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