Levi Ackerman

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Parte 2.
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En la madrugada desperté y Levi seguía ahí conmigo, al parecer había cumplido su promesa. Me estaba abrazando y yo sonreí.
Luego de unos minutos el también despertó.

— Buenos días — dijo serio

¿Qué había pasado con el? No lo sé, pero era seguro que su actitud de ayer y la de hoy eran totalmente diferentes.

— Hola — le respondí mientras me ponía de pie y solo me ponía mi bata de dormir.

El solo me miraba, cosa que sinceramente me hizo sentir nerviosa.

— Creo que...
— Deberíamos...

Hablamos al mismo tiempo, por lo que simplemente me quedé callada.

— ¿Qué ibas a decir? — preguntó.
— Que creo que deberías irte — respondí con las mejillas un poco calientes.
— Pues yo creo que no, lo que sí creo es que deberíamos hablar. — dijo con apenas un fantasma de una sonrisa.
— Ah sí, deberíamos hablar.
— Bien, pero primero vamos a desayunar — dijo sentandose a la orilla de la cama, dejándome ver la desnudez de su cuerpo y por ende, también la gran erección matutina que tenía.
— Claro, hay que prep...

Me tomó de la cintura y me acerco haciendo que me sentará a horcajadas sobre el, sintiendo su erección en mi entrepierna.

— No se por que te vestiste si era obvio que te tomaría también por la mañana — dijo antes de tomarme de la nuca y acercarme a el para besarme.

Lo hizo rápido y cuando tuvo la certeza de que no me separaría, volvió sus manos a mi cintura para frotarnos.

Solté una especie de gemido en sus labios y aprovecho para hacer uso de su lengua, también metió una mano bajo mi vestido y frotó mi clítoris con su pulgar por la falta de mi ropa interior.
Bajó los tirantes de mi bata haciendo que se enrollara en mi cintura y liberando mis pechos, los cuales atendió con su boca.
Mis manos se movían de sus hombros a su cuello, a su cara y a su cabello mientras seguiamos frotandonos.

En un determinado punto nos dió la vuelta y quedó encima de mí.

Me quitó la bata por completo.

— Eres tan bella — dijo en un susurro y volvió a besarme.

Mientras, yo me arme de valor y como pude tomé su miembro y lo puse en mi entrada, esa acción al parecer le gustó y me penetró de un solo movimiento.

— ¡Levi! — gemí — con cuidado.

Sus movimientos se volvieron rápidos, entrando y saliendo sin ningún cuidado.

Ambos nos encontrábamos evitando gemir, pero era inevitable, la ficción y el choque de nuestros cuerpos se sentía tan bien que ni nos dimos cuenta que prácticamente estábamos gritando.

En un momento, sus movimientos bajaron de velocidad pero no de intensidad, eran duros.

Lo tomé de la nuca y volví a unir nuestras bocas, el claramente respondió a mi beso y luego de unos minutos sentí su liberación dentro de mí.
El bajó sus besos a mi cuello y con su pulgar frotó mi clítoris, haciendome llegar a mi orgasmo solo unos segundos después.

Se quitó de encima y se volvió a acomodar en la cama.
Me tomó con cuidado para ponerme sobre su pecho y cobijarme.

— Hablemos — dijo colocando un mechón de cabello detrás de mí oreja.

— Pues habla — dije mirándolo.

— Lo que dije anoche es cierto, cómo pudiste ver, estoy aquí abrazándote y también pienso cumplir todo lo demás; voy a tenerte todos los días del resto de nuestras vidas y no dejaré que nadie más te toque, a partir de ahora serás mía y yo seré tuyo — dijo muy serio — Te voy a cuidar y tú me cuidarás.
Seremos un equipo, dentro y fuera de la legión, pero...

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