IMPULSIVE ─── neteyam and lo'ak

𝐗𝐈𝐈. ao'nung

El aire golpeó su rostro en un suspiro de alivió irónicamente mundano que la dejaba saber que aún estaba ahí. Que realmente estaba ahí.

"Ahí" era una referencia a aquel lugar nuevo. Ese suelo arenoso que sus pies estaban recorriendo bajo la luna que la seguía dándole belleza eterna y admirandola; si bien la luna solía ser algo envidiosa, también sabía aceptar pureza y eso era Le'ah.

Le'iah sentía el aire ir y venir mientras que sus pasos comenzaban a llevarla a la orilla del agua. Donde ansiaba llegar, aunque un escalofrío llegara por su columna vertebral con el solo pensamiento de entrar al agua.

De todas formas, ella estaba acostumbrada a entregarse a las cosas peligrosamente hermosas. Esas cosas que quizás la podían destruir eran su adicción, no podía decir que no era así.

Un suspiro salió de sus labios entreabiertos cuando su pie tocó la arena mojada a consecuencia de la orilla del agua.

Sonrió leve mirando atrás en un acto seco, pensando en lo dormidos que estaban los Sully. Tiernos si lo admitía, aunque aún recordaba la cara de incomodidad que mantenían algunos ante el cambio de lugar, aunque otros parecían estar muy animados, por no especificar a los hermanos Sully.

Borró la escena de su mente y flashes volvían a su mente mientras que sus pies la adentraban poco a poco en el natural líquido de Pandora.

Pequeños recuerdos de esa noche pasaban y la erizaban, aunque otros eran de mucho antes; en la mayoría estaba Miles.

Ella sabía que no era una mala hermana. No caería en el pozo de culparse por algo que ni siquiera había deseado; solo sentía un enorme pesar al no saber que le estaría pensado en ese mismo instante. Instante donde ella, su hermana mayor, estaba experimentando un nuevo hogar.

Quería buscarlo, quería tenerlo con ella, pero no podía. No contaba con los recursos y aunque le costara, aceptaba que era algo muy difícil, más no imposible.

Su mente volvió en si cuando el agua tocó su abdomen bajo. Sintió el frío subir y sus ojos miraron su entorno sin entender.

Se había adentrado más de lo pensado sin quererlo y admitiría que por muy hermoso que fuera todo, si le daba miedo estar justo ahí en medio de la noche con solo la luna y las estrellas de testigos.

— ¿Piensas matarte?

Dejo de acariciar el agua que tocaba su abdomen y dio media vuelta percatándose se la presencia tras ella, a unos metros sobre una roca.

Si bien no lograba distinguir a alguien por la oscuridad, descartando que no conocía a nadie fuera de sus novios, suegros y cuñadas.

Frunció los labios y camino para poder volver a donde estaba en un inicio.

— ¿No puedes hablar? — Cuestionó. Hubo un silenció desinteresado por su parte. — No parecía eso cuando llegaste. — Agregó este.

— ¿Entonces por qué la pregunta? — Dijo la chica azul pasando a un lado de la roca donde el individuo estaba sentado, viéndolo de reojo. Sin esforzarse en pensar si lo había visto al menos.