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[Domingo - 12:30 AM]

Cada vez llegaban más personas. Tanto dentro como fuera de la casa había gente. En la sala, cocina y patio encontrabas a jóvenes ebrios que gritaban y bailaban desenfrenados.

Hasta en la piscina al final de la casa veías a chicos bebiendo como si al amanecer se acabara el mundo. No había control alguno.

— ¡Hao hyung! —una suave voz detrás mío hizo que me girara al instante.— ¿Quieres?

— Kuanjui...yo no consumo esas cosas. —digo negando su regalo.

— Tú te lo pierdes. —vi como guardó las pastillas azules en su bolsillo y me cedió un vaso con lo que parecía ser vodka.

Conocía esas pastillas, y también conocía el efecto que tenía en la gente. Eran muy populares en este tipo de fiestas y casi todos la consumían, menos yo.

Bebí el contenido de un solo trago y traté de buscar a mi objetivo con la mirada, pero nada. No aparecía.

— Te ves muy tenso. ¿Ocurre algo? —suelta el de cabellos blancos sin dejar de mirarme. ¿Estaba siendo muy obvio?

— ¿Viste a Matthew por ahí? —pregunto esperando a que diga que sí. Él pareció pensarlo un poco, hasta que finalmente habló.

— Creo que está dentro, junto a Jiwoong. Anda fíjate. —dice y camino rápido hacia el interior de la casa con prisa.

Había mucha gente dentro que impedía el paso. Choqué con muchas personas al caminar. Algunas chicas me invitaban a bailar, otros chicos me daban vasos con bebidas de dudosa procedencia. Acepté tomar unos shots para no ser grosero, pero a medida que el alcohol ingresaba en mi cuerpo, ya sentía que iba haciendo efecto.

En lo poco que pude ver, distinguí a Jiwoong conversando en la escalera con unos chicos, por lo que me apresuré en llegar ahí sin dudarlo.

— Tú casa es muy bonita. Me gustan los jarrones. —dice apenas me ve llegar hacia él. Quise reír por lo extraño que fue el comentario, pero me limité a preguntar por lo que me parecía importante ahora.

— Gracias. —podré ser impaciente, pero nunca maleducado.— Hyung...¿Por casualidad no viste a Matthew?

— Estaba aquí hace unos minutos. Dijo que se iba para la piscina.

— ¿Y el chico que vino junto a él? ¿Lo conoces? —el dueño de la casa no conoce a la gente que está dentro, increíble.

— ¿Hanbin? —así que ese es su nombre. Hanbin, suena lindo.— No sé. Pregúntale a Gyuvin, ellos siempre paran juntos.

— Vale. Gracias.

Unos minutos me bastaron para encontrarlo. A Gyuvin no le gustaba el alboroto, por lo que en las reuniones siempre estaba fuera de la casa. No fue difícil saber su ubicación.

Hablar con él fue rápido. Me dijo que Hanbin estaba en el baño principal. Esperaba finalmente encontrarlo ahí, aunque no tenía ni la mínima idea de que decirle.

Al llegar, toqué la puerta del baño y una voz respondió casi al instante.

— ¿Hanbin? ¿Estás ahí?

— Si. Un momento.

Inesperadamente sentí mi cuerpo temblar. ¿Por qué estaba tan nervioso? ¿Debería solo saludarlo e invitarlo a bailar? o ¿debería darle una lata de cerveza? Los nervios recorrían mi interior, más aún cuando vi el pomo de la puerta girar.

Vi un cuerpo salir del baño y todo rastro de nerviosismo se retiró de mi cuerpo. Ese no era el chico que vi hace un rato.

— ¿Y tú eres...?

— Park Hanbin. Un gusto. —se presentó el chico de cabellera azul.

— Tú no llegaste con Matthew...

— Ya entiendo. —explícame, porque yo no.— Hablas con el Hanbin equivocado. —dice con obviedad, pero al ver mi cara confundida prosigue.— Creo que estás buscando a Sung Hanbin.

— ¿Ese es el amigo de Matthew, verdad?

— Si. Ese mismo.

— ¿Sabes dónde está ahora? —pregunto con algo de esperanza.

— Perdón, pero no sé donde está metido. Lo lamento. —soltó y le agradecí, mientras se iba con el resto de personas.

Estaba algo triste por no verlo. Enserio había captado mi atención, y eso es algo complicado en mí. Se podría decir que soy muy selectivo con las personas, pero él encajaba perfectamente con mis gustos.

Sung Hanbin...¿acaso es tan difícil encontrarte?

𝟔 𝐀𝐌 ┄ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora