Capítulo II

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·Alyssa·

A la mañana siguiente me levanté despacio porque Cassandra y Elora aún dormían. Cassandra odia que le despierten, le hablen, la miren y ni hablar de que la toquen.Siempre he sido cuidadosa de no ponerla de mal humor, pero ella explota a la más mínima.
Aún era temprano, así que solo me vestí sencillamente y esperé sentada en el sofá de la habitación. Me gusta estar en silencio, a veces necesito aclarar mi mente.

Cuando las otras despertaron y estuvieron listas, bajamos al comedor.

Vivimos en una casona sólo para nosotros cinco. Tiene el estilo de construcción antigua pero majestuosa. Supongo que anteriormente se encontraba en la superficie, como otras construcciones en el Tártaro. Pienso que hace tanto que vivo aquí abajo y realmente no conozco el lugar. Si, he estudiado mapas y hasta puedo dibujarlos a la perfección... pero Xander me contó que una vez, cuando yo todavía no habia llegado, salió con un par de instructores a explorar. Dijo que había visto antiguos templos dedicados a los dioses, ruinas de construcciones aún mas antiguas que las griegas, hasta especies de monstruos y demonios que no conocemos. No sé porqué nosotros no podemos salir en esas "excursiones". Siempre que pregunto a cualquier titán, me dan excusas vagas y se deshacen de mi.

Los chicos estaban ya en el comedor, sentados juntos, rodeados de abundantes platos para el desayuno. Xander untaba sus tostadas y Cástor dormitaba sobre la mesa.

-Buenos días- Saludó Xander

- Hola- dije con entusiasmo- ¿Cómo les ha ido ayer?- Pregunté refiriéndome a la charla de cada uno con nuestro Padre.

-Nah, igual que siempre, supongo- Respondió  acomodándose en la vieja silla que rechinó como si estuviera a punto de partirse.

-¿Y tú, Cástor?

Xander despertó de un brusco codazo a su hermano. Cástor bostezó y se desperezó exageradamente.

-Aburrido- Alargó la palabra somnoliento- Ese viejo es pura palabrería.

-¡Por Gaia, Cástor!- Se sobresaltó Cassandra- Ten más respeto por nuestro Padre.

Cástor puso los ojos en blanco.

-Sabes que es cierto- Replicó él con la boca llena de tostadas- Sólo que a ti te encanta arrastrarte detrás de papá.
-Eres un maldit...
-Lori esta aquí, Cassie, por favor- Advirtió Cástor con una sonrisa señalando a Elora con la cabeza.
Ella miró inocente a Cástor . Siempre tiene esa mirada perdida y no sabes si realmente esta prestando atención.

-Bien-Dije para evitar que los gemelos empiecen otra de sus innumerables peleas -Mejor apresuremonos o llegaremos tarde - Cástor y Cassandra se levantaron inmediatamente y se fueron cada uno por su lado. Cassandra enfadada y con la cabeza en alto, y Castor con su habitual media sonrisa arrogante.

Elora subió bailando a los saltitos y cantando una canción sobre los sátiros. Su cabello plateado le caía desordenado por los hombros.

Cuando estuvimos listos partimos hacia el instituto con nuestras mochilas repletas de pesados libros. Xander cargó a Elora en los hombros y bromeó conmigo en todo el camino, por lo que el viaje se aligeró.

El instituto es apenas más grande que nuestra casa. Son varios salones excéntricamente amoblados, agradables, y la arena, donde entrenamos y combatimos con monstruos inmortales. Estos son bastante desafortunados, a veces me dan pena, pues debemos luchar contra ellos durante horas, hasta matarlos. Los demonios se presentan a la arena sabiendo que van a morir y esperar semanas, meses o incluso años para regenerarse. Pero sé que están destinados a vivir en el Tártaro eternamente, así que me consuelo sabiendo que al menos es un cambio en su rutina... supongo.

Llegamos finalmente y en la entrada vimos a varios instructores hablando tan animadamente, hasta el punto de gritar y lanzar chillidos de alegría más bien escalofriantes. Los cinco observamos extrañados la peculiar escena, generalmente no habia tanta felicidad entre los demonios del Tártaro.

Jápeto nos divisó y advirtió a los otros de nuestra presencia. Como si lo hubiesen ensayado, los instructores se callaron, se irguieron rápidamente y se adentraron en el oscuro instituto. La Srta. Uya, una arpía que intentaba enseñarnos matemáticas, se quedó a mitad de las escaleras de la inmensa entrada.
-Adentro-Nos apuró señalando la puerta con sus retorcidas garras.

Entramos y fuimos hacia la clase que tocaba a cada uno. Por suerte yo tengo a Cassandra y Cástor en mis clases, ellos son sólo un año mayores que yo, por lo que nos enseñan lo mismo. Xander dice que es por mi inteligencia el que me pusieran en clases mas avanzadas, pero no lo creo.
Xander aveces coincide conmigo o Cástor en combate. Y creo que Elora, que realmente tiene un don para la medicina antigua, podría alcanzarnos en un par de años.

Por suerte hoy no tenía clases de matemáticas con la Srta. Uya. Hoy empezaría con Historia de los Titanes y probablemente me duerma si seguimos hablando del titán Crio (sin ofender tío).

-Pasen- Ordenó el Sr. Mills, el esqueleto nefasto que debió de vivir desde antes de Gea- Hoy haremos un ensayo de los tipos de...

-Psst- Me llamó Cástor mientras el esqueleto seguía hablando- ¿Me pasas lo de demonología?

-Ya callénse, quiero escuchar- Susurro Cassandra. Debe de seguir molesta con Cástor.

Le pasé la tarea al insistente pelirrojo e intente concentrarme en la clase... Pero no pude. Un intenso dolor de cabeza me invadió, acompañado de un escalofrio que hizo vibrar todo mi cuerpo. Fue momentáneo y luego de cinco minutos se término. Al igual que la clase. Me levanté de mi asiento y sentía mi cuerpo vibrar. Sentía como si nunca hubiera utilizado mis piernas antes, sentía poder, como si algo en el fondo de mi ser estuviese despertando de un largo, largo sueño...

Los Hijos de CronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora