Sacudiendo el pasado

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Después de la muerte de sus padres, vivió una vida sin tutor alguno. Eunsu no se sentía muy incómodo al respecto. Esto se debe a que, cuando dejas atrás el estatus de estudiante y te conviertes en un adulto completo, la palabra "tutor" pierde el significado por completo.

Además, Eunsu nunca estuvo lo suficientemente enfermo como para ser hospitalizado, y nunca requirió que se necesitara la presencia de un tutor. Cuando redactó su ficha profesionista, Eunsu siempre dejaba esa columna en blanco.

Pero después de que quedara embarazo, iba y venía del hospital con mucha regularidad. Por supuesto, después del accidente automovilístico. El único nombre que figuró como el de su guardián fue el de Dowon.

Pero ahora que la situación era distinta, nadie en el mundo podría tomar ese papel para Eunsu allí.

Había sido hace bastante tiempo que la sensación de inmensa soledad no le golpeaba de manera contundente. Sentirse solo en el mundo. Eunsu no había sentido eso desde que conoció a Dowon, fue como un sueño. Un sueño que terminó en lo que estaba viviendo en ese instante.

Eunsu se frotó los ojos con fuerza con el dorso de su mano. Y él respondió con una voz que apenas era audible.

"No... tengo".

"..."

La expresión de la enfermera fue de sorpresa, por unos breves segundos sus cejas subieron y bajaron. Presionó la punta del bolígrafo con fuerza sobre el papel mientras miraba a Eunsu por momentos. Después habló con una voz muy severa.

"Si tienes un familiar legalmente y lo dejas en blanco, no se te podrá atender. Hay muchas maneras para obtener la confirmación de los formularios de consentimiento y otras cosas".

Eunsu presionó la punta de sus labios con fuerza y ​​luego los soltó. Una apariencia juvenil, un cuerpo embarazado. Parecía pensar que era un niño inmaduro que vivía lejos de casa. ¿Se supone que esto le debía intimidar?... Eunsu dejó escapar una risa seca.

"... No... Todos han fallecido".

"Oh..."

La enfermera, que volvió a hablar, cerró la boca sin seguir hablando. Eunsu podía predecir completamente lo que estaba pensando. Supuso que preguntar por el padre del bebé era algo que se volvería incómodo.

Pero en ese momento, la mujer ya debió de haberse dado cuenta que Eunsu no estaba en un estado en el que pudiera haber llamado él mismo para pedir asistencia médica. Eso sumado a las heridas en todo su cuerpo y el desgarre en su parte inferior.

La enfermera, que puso una expresión incómoda por un momento, escribió varias cosas en la tableta que sostenía. Luego volvió a guardar el bolígrafo en su bolsillo y le dio a Eunsu una sonrisa cliché.

"Entonces irás a la sala de examen. ¿Puedes caminar?"

Eunsu iba y venía entre todas las salas de exámenes distintas. Se sintió como un verdadero paciente que sufría una enfermedad mientras caminaba por el pasillo con un uniforme de hospitalización, con un aparato en su dedo y sujetando un tripié de hierro con su mano a todos lados muy cerca de su cuerpo.

Fue muy tolerante respecto a todas las pruebas que le realizaron los médicos en su cuerpo y mente, sin embargo, el hecho de que nadie estuviera esperando por él, o siquiera queriendo saber noticias de su condición, lo entristeció y deprimió. Supuso que al final, el ser un adulto es entender que nadie estará a tu lado toda la vida.

Eunsu no pudo ser dado de alta ese día y se registró su ingresó a la sala de hospitalización de larga estancia, mientras los resultados de todos los exámenes llegaban a manos de los doctores. Su permanencia allí era indefinida, pues no sabían que podría aparecer en los resultados.

Perdida M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora