Adiós mi amor

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Y aunque los dos chicos intentaban estar tranquilos en su relación a distancia donde cada dos semanas el joven iba a ver a su amada hasta Westalis, el hilo del destino tenía planes diferentes para ellos dos.

Una llamada fue la detonante para que la inseguridad que dormía en el cuerpo de Desmond despertara y se apoderara de su control.

¿QUÉ MIERDA DICES? —grito al teléfono sin importar que del otro lado estuviera su madre

Lo que oyes Dami, vi a Anya con un chico de cabello café, creo que era el novio de Sasha—comento la mujer de pelo verde desde Ostania—no estaban haciendo nada indecoroso

Hablamos más tarde madre—suspiro con cansancio y la furia invadía su cuerpo

Ok—su voz sonaba divertida, como si sentir la frustración de su hijo fuera algo divertido y colgó el teléfono

El joven estaba molesto, tenía meses inseguro con ese chico y por más que su novia le aseguraba que no había nada con Ken Grandchester su madre le daba otra historia, bueno, aunque no era para preocuparse, pero ¿Qué hacía con ella?

No sabía cómo reaccionar, era una sensación rara que no había tenido desde que empezó a andar formalmente con Anya, era molestia, ganas de gritas y llorar, ¿Qué mierda le pasaba?, ni él sabía, pero quería algo y eso era ver llorar a Grandchester.

Aun así, una cosa lo hizo querer tomar control de su mente y fue el querer marcarle a la peli rosada, aunque sabía que a esa hora estaría en clase así que intento calmar sus ansias leyendo sus libros, pero nada lo hacía volver en sí, así que decidió tomar las llaves de su departamento y su billetera, sabía que lo que iba a hacer era lo más estúpido del mundo, pero necesitaba hablar con ella.

Por el otro lado, una peli rosada caminaba por las calles lluviosas de Westalis mientras brincaba por los charcos de agua junto a su paraguas, ese día había sido increíble ya que sus profesores le dijeron que estaba progresando demasiado y que próximamente podría entrenar con su padre, quería verlo y abrazarlo ya que tenía unos meses que no lo había visto.

Pero cuando estuvo a punto de cruzar la calle una voz de un joven la hizo girar la mirada y sonreír, era su nuevo amigo Ken.

Buenas tardes—le sonrió amablemente—Grandchester

Hola—asintió—¿saliste de la universidad?

Si—asintió—fue un día increíble

Me alegro—acaricio su cabello—pequeña Anya

No me agarres el cabello—le frunció el ceño y este se empezó a reír

La escena, aunque inocente fue observada por un peliverde que estaba del otro lado de la calle, su corazón estaba latiendo a mil por hora, estaba observando al amor de su vida junto al chico que prometió quitársela.

¿Damián? —la pelirosa sintió los pensamientos de su novio y observo los ojos de su novio del otro lado de la calle—disculpa, nos vemos amigo

Si—sonrió con orgullo Ken—adiós—observo a Damián quien lo miraba amenazantemente y por ende sonrió con egocentrismo ya que sabía que lo había lastimado

La mujer llego al otro lado de la calle donde el joven en vez de abrazarla la miro de mala manera

¿Qué sucede? —se quedó intrigada

¿Quién es ese? —alzo la ceja

¿Grandchester? —lo observo—un amigo, lo conocí el día que te fui a dejar en el aeropuerto se cayó y le ayudé a levantarse

¿Por qué me quieres ver la cara de idiota? —le alzo la voz

Oye—lo tomo del brazo—ven, hablemos de esto en un lugar sin gente

No idealices el amor románticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora