Decisión sencilla

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Regresó a la realidad unos segundos después, tuvo que procesar todo lo que había pasado en esos minutos de manera rápida, aunque pronto se distrajo con la voz de Yoongi.

–La próxima vez, les recomiendo que se fijen bien a quién contratan en este lugar.

–Lamento mucho lo sucedido, Yoongi; no teníamos idea de que Minho tuviera ese comportamiento.

–Lo sé, lo entiendo. Es que...son temas delicados.

–Concuerdo completamente, por eso puedo asegurarte que tendremos más cuidado a partir de esta noche. Debo ocuparme de él ahora, hablar con los jefes y todo eso, así que me disculpo nuevamente, con permiso.

Soonwoo se retiró, dejando a los chicos solos. Los demás comensales retomaron su cena al ver que el espectáculo había terminado. Yoongi se volteó a ver a Jimin y colocó con suavidad sus manos sobre sus hombros.

–¿Seguro que estás bien?

–Sí... –bajó su mirada–, ¿podemos irnos ya? –pidió.

–Claro, sí –dejó un beso sobre su cabeza, y sin soltar su mano, lo guió hasta la mesa que habían ocupado para tomar sus cosas y finalmente abandonar el restaurante en silencio. Durante esos pocos metros que caminó, había olvidado por completo que estaba tomando con cariño la mano de un chico en un espacio público; y si bien tuvo miradas curiosas y acusadoras sobre ese agarre, nunca se enteró y menos le importó.

Al salir al exterior caminaron en silencio hasta llegar a la esquina, en donde tuvieron que esperar a que el semáforo se pusiera en rojo para que pudieran cruzar. En la espera de que aquello ocurriera, y con el frío golpeando sus cuerpos, Jimin abrazó con fuerza a Yoongi. Este se sorprendió un poco, mas enseguida lo atrapó en sus brazos con cariño.

–Lamento que eso haya pasado, no debí dejarte solo.

–No fue tu culpa, Yoon, ninguno sabía que ese idiota llegaría –habló con la voz suave, con su mentón apoyado en el hombro de Yoongi.

–Lo sé, tienes razón, es solo que... me genera tanto odio que pases por eso.

–No te das una idea de cuánto a mí también –respondió, quedándose unos segundos en silencio un momento más antes de tomar fuerza para separarse de su chico–. Gracias igual, me gusta que me defiendas –le sonrió.

–Lo haré cada vez que pueda, tenlo por seguro –le devolvió la sonrisa y recibió un cálido beso por parte del rubio–. Anda, vamos, que la noche aún no termina, no tenemos que amargarnos por ese imbécil.

–Vamos.

Cruzaron la calle, y luego de acomodarse ambos en el auto, Yoongi comenzó a manejar rumbo al parque central. Lentamente, las conversaciones ligeras volvieron a instalarse entre ellos, y las sonrisas y risas los inundaron en cuestión de minutos.

Al volver a estacionarse, bajaron nuevamente, esta vez tomando un abrigo extra cada uno, pues la temperatura había bajado un poco y el viento seguía corriendo.

–Demos una vuelta, hyung –dijo Jimin emocionado.

Yoongi no pudo decirle que no a ese rostro sonriente. Tomados de la mano comenzaron a dar vueltas al parque, en el cual se encontraba bastante gente paseando al igual que ellos. En diciembre, el parque era decorado con adornos navideños casi de arriba abajo, de noche, las luces se encendían e iluminaban de manera colorida la manzana entera; dejando una sensación agradable a cada persona que pasara por él.

Encontraron en el parque un puesto de golosinas, y Jimin no pudo resistirse a comprarle un algodón de azúcar a Yoongi cuando vio sus ojos brillar al descubrir el dulce. Con un poco de insistencia de su parte, Jimin pagó los dos copos azules que habían elegido para ambos. Decidieron tomar un descanso y sentarse en uno de los bancos que había en el lugar para comer tranquilos la golosina.

La noche de Halloween - Yoonmin - LNDH 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora