III

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Estaba jugando a perseguir a los conejos, eran extremadamente rápidos pero logró atrapar a uno sentándolo sobre sus pequeñas piernas, cuando logró sentir a alguien detrás de él.

Pisaba las ramas sin miedo a ser descubierto, el pequeño Wei WuXian le dio curiosidad e hizo la cabeza hacia arriba. Viendo la perspectiva de cabeza parecía otro mundo, pero conocía a aquel adulto, sus fracciones eran más maduras pero...

—¿Jiang Cheng? — estaba en un sueño, pero ese hombre obviamente de la secta Yummeng Jiang no era su tio FengMian.

Jiang Cheng sonrió agachándose a su altura.

—Así es, soy yo... — el pequeño Wei WuXian ahora lo vio de cerca parpadeando sin creerlo.

—¿Qué te pasó? ¡que viejo estas! — esas últimas palabras eran de desprecio absoluto que si no fuera un niño ya hubiera comenzado a discutir con él. Tenía que pensar algo creíble y rápido.

—Encontré un lugar extraño que me hizo esto. — Le dijo sentándose en el césped a la par de él. Se le había olvidado que Wei WuXian se convirtió en leyenda por su inmensa curiosidad. Sus ojos se iluminaron una vez más.

—¡Llévame allí! ¡quiero ser un adulto también! — se puso de pie saltando de nuevo de un lado a otro. Y tomándolo de la mano, esto le traía tantos recuerdos preciados que sus ojos comenzaron a lagrimear pero no podía hacerlo en frente del pequeño Wei WuXian eso provocaría muchas preguntas.

—¡Entonces ya no eres mi didi! ¿Y mi Shijie? ¡quiero verla también como adulta! ¡vamos los 3! — viéndolo jalarlo de aquella manera hacía que se sintiera niño otra vez, en aquellos tiempos donde le tenía una envidia y admiración justificado a su hermano.

Tiempos que pensó que no volverían, pero allí estaban de nuevo.

El pequeño Wei WuXian se detuvo de manera desconcertada sin saber para donde ir. Jiang Cheng sonrió y lo jaló de la pequeña manita a la biblioteca, quería hablar a solas con él y lo había logrado.

—¡Aquí estaba y ya no está! — le señaló para que él se acercara, era la primera vez que el pequeño Wei WuXian miraba esa biblioteca, rodeó el estante sin encontrar nada.

—¡No es justo! ¡quería ser adulto! — Jiang Cheng se sentó en el suelo para tomarlo de los hombros y acercarlo.

—Wei WuXian, ¿mi madre te encierra en la mazmorra? — el niño lo miró parpadeando un par de veces.

—¿El señor bonito no sabrá como te hiciste tan viejo? — cambió la conversación volteando a ver a la salida. Iba a apartarse pero Jiang Cheng lo tomó con más firmeza.

—Dime, pueda que cuando vuelva a la normalidad no recuerde todo esto. — el pequeño Wei WuXian parpadeó 2 veces, Jiang Cheng no sabía cómo tratar con un niño sin gritarle, pero tenía que saber la verdad.

—¿Cómo sabes eso? Mi tío Jiang no le gusta que hable...

—Prometo que queda entre nosotros... — aún recuerda muchas cosas de cuando era niño, le ofreció la mano y el pequeño Wei WuXian se la devolvió con la sonrisa deslumbrante que recordaba.

—No les gustan que sea mejor que tú, porque tú eres el futuro líder de secta... cuando se enteran que fuimos a alguna parte me culpan y ese es el resultado.

—¿Ambos?

—¡No les digas es una promesa entre hermanos! ¡siempre crees que me he caído o que hice alguna travesura para que alguien me pegara pero ahora sabes que no es así...!

Jiang Cheng recuerda vagamente cuando estaba en el gran salón, le gritó muchas veces que no entrara que no quería hablar con él, hacia pucheros, lo maldecía y retrocedía, después aparecía golpeado de algún lugar y él se regañaba y se burlaba pensando que eran productos de sus travesuras y bromas.

Pequeño Wei YingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora