Capítulo Cinco

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El chileno escuchó una voz conocida, era aquél país que la mayoría solía asociar a sombreros de copa, modales y té.

—¡Hola, Chile!, oh, hola, Gobierno de Chile, ¿Qué tal están?— Saludó parando su animada caminata, que era extraña a decir verdad, recordando el contexto en el que se encontraba el mundo.

—Oh, hola Reino Unido, diría que todo bien o normal.— fingió una sonrisa, quería hablar, pero estaría incómodo con su Gobierno presente, escuchando todo.

—He notado que últimamente hemos hablado poco, ¿Por qué no vienes a tomar el té a mi casa a las cuatro y treinta?— propuso al chileno, recordando que solía llegar tarde, puesto que lo usual para él era tomar té un poco más tarde.

—Eh...— vio la cara de Gobierno, decía un rotundo no. —No lo sé, Reino Unido, creo que estaré ocupado, aunque si puedo, te llamo, ¿bien?—

—Claro, espero puedas, adiós.— dio la vuelta, y apenas daba el primer paso, escuchó un murmullo de Gobierno... "Dile que no, no lo permito", se entristeció o más bien se sintió un poco, decepcionado de Chile, quien de seguro, le haría caso.

Luego de una caminata un poco larga y sencilla, llegaron al hospital donde estaba Alemania. Al abrir la puerta de su cuarto vieron al alemán con una mirada perdida en el muro color blanco de su habitación, estaba aburrido, pero el que esté ahí era mejor, después de todo

—¡Alemania!— exclamó Chile, al verlo.— ¿Cómo has estado?— Se acercó y le dió un abrazo.

—He estado bien pero por la hora creí que ya no vendrías; estoy feliz porque llegaste.— declaró el alemán.

Gobierno miraba la situación, le parecía un poco extraño, Alemania realmente quería a Chile, lo extrañó.

—Me encanta estar contigo, Ale... pero si estoy ocupado y no vengo, no te pongas mal, prometeme eso ¿sí?

—Está bien, trataré...

—¿Podemos hablar, Chile?— preguntó Gobierno recibiendo una respuesta positiva — Afuera...

Ambos salieron de la habitación, Chile habló:

"¿Qué pasa?"

Sólo quiero saber, ¿qué le pasó?

"Ah..." desvió su mirada, pensando en como explicar "Verás... tuvo un accidente en su escuela... aunque la verdad no sé si era tan accidental... pero eso pasó"

Desde la habitación, Alemania se asomaba escuchando cada palabra que decían, pero llegaron de forma imprevista y lo descubrieron.

—¿Qué haces aquí?— Consultó Gobierno, algo molesto.

—¡No! Nada, nada— rió nervioso, retrocedió un poco.

—¿Sabes qué? Te lo dejo pasar.— decidió calmarse. —Bueno, creo que ya es hora de irnos, Chile.

—Tienes razón...— admitió, aunque quería estar más tiempo.— Adiós Ale.

—Adiós, Tío Chile; adiós, Gobierno...

𝙴𝚒𝚗 𝚅𝚎𝚛𝚜𝚙𝚛𝚎𝚌𝚑𝚎𝚗 - 𝙲𝚑𝚒𝚕𝚎 𝚌𝚘𝚞𝚗𝚝𝚛𝚢𝚑𝚞𝚖𝚊𝚗𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora