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   Era un bonito día de primavera, Chile escuchó el timbre, no esperaba visitas así que se confundió, igualmente fue a abrir la puerta.

   —Hola...— Saludó un tanto molesto.

   —Buenos días, Chile, creo que ya sabes la razón de mi visita.— dijo mirando a los ojos al chileno.

   —Nadie irá contigo; te pido que no vuelvas.— Exclamó molesto cerrandole la puerta al facista.

   —¡Abre la puerta!— gritó sin miedo alguno.

   —Alejate de mi vida, por favor.— dijo ignorando los gritos, intentando mantener la calma.

   El italiano furioso, golpeó la puerta con su puño dejando una marca.

   —¡Abre la estúpida puerta! ¡O la romperé con mis manos!—Exclamó intentando hacer lo que decía, dandolé fuertes golpes a la puerta, parecía que la rompería.

   Chile miraba a todos  lados buscando respuestas, no sabía que hacer, temía que le pasará algo, corrió a otra puerta, sin si quiera pensarlo unos segundos, la abrió y al italiano intento atacar.

   —¡Dejame de una vez!—gritó dándole un golpe.—¡No irán contigo!

   El europeo dio un suspiro y de su chaqueta negra sacó un navaja, la acercó a Chile y le susurró: "Acabaste mi paciencia, déjame irme con ellos o... te quitó la vida. Es más que obvio que me quedaré con ellos, sea cual sea tu respuesta."

   Ese lindo día,  parecía convertirse en el último.

   —Elige— Dijo cruelmente acercando la navaja al cuello.

   —Yo... elijo—miró a todos lados buscando ayuda: Nadie.— Elijo que... Mátame.

   "Mátame" Palabra que a Italia Facista le recordaba algo, "Mátame" le dijo su progenitor para nunca más volverlo a ver; no recordaba nada anterior, posiblemente hubo una discusión. "Mátame" le dijo algún vivo, están vivos quienes le dijieron eso,  ahora esa palabra significará: Viviré, aunque me intentes matar. 

   «Estoy muerto» pensó el facista luego de una "reflexión", a pesar de que Chile  estaba frente suyo, mientras él tenía una navaja. Raro.

   —Mátame— Le entregó la navaja—¡Mátame!—Grito angustiado.

   —Eh...— Miró al europeo.—No, si quieres morir... Andate muere sólo, ¡A mí no me metas! No sé, pero yo; no quiero hacerlo.— explicó un tanto nervioso.

   —Soy un estúpido— Soltó llevándose la mano a la sien.

   —¿Okey...?— Dijo un poco asustado, recién vio como casi muere y ahora le entregan una navaja ordenando que mate a su casi asesino que, ahora hablaba solo.

   Entró a su casa, cerró la puerta lentamente y antes de si quiera poder hacer algo, escuchó un disparo.

   —¿Qué chucha acaba de pasar?—Se preguntó confundido, miró por la ventana y no había ningún cuerpo, con miedo de que esté afuera y realmente era una distracción, llamó a ONU.

   "Buenas tardes, ¿Con quién habló?" Dijo la organización.

   —Con Chile, ONU, sonará raro... bien raro: Italia facista acaba de aparecer me quería matar pero cambió de opinión y quería morir, me dijo que lo mate. No lo maté, ahora me entré a mi casa y, escuché un disparo. Sospecho que realmente  no murió, porque su cuerpo no está, ¿Qué hago? Ayuda.— Explicó de forma rápida dejando un tanto confundido a ONU.

   "Iré para allá, necesito que me explique frente a mí. Adiós." Le dijo cortando la llamada.

    — A esperar que todo esté bien.— dijo Chile para sí intentando ser positivo.

𝙴𝚒𝚗 𝚅𝚎𝚛𝚜𝚙𝚛𝚎𝚌𝚑𝚎𝚗 - 𝙲𝚑𝚒𝚕𝚎 𝚌𝚘𝚞𝚗𝚝𝚛𝚢𝚑𝚞𝚖𝚊𝚗𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora