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Los días pasaron, los meses tambien, Chile no dejaba de tener sueños "extraños" aunque eran más normales ahora, no dejaban de ser raros. Había un sueño en el cual escuchaba la voz de Alemania Oriental decirle algo incomprensible, con el fondo de una pistola siendo mostrada... 

Era martes por la tarde, Alemania se devolvía a su casa, alguien lo llamó, era Rusia.

—¡Alemania! Ven ¡Ven!— 

El alemán giro.

—¿Qué pasa?— preguntó.

Rusia miró a los lados.

—Tu hermano está aquí.—   le dijo.

—... ¿Qué?— Dijo Alemania, para luego correr donde Rusia.

—Mi padre se fue por una hora, me di cuenta de lo que hago mal. Perdón, creí que mi padre se fijaría en mí, lo siento mucho.— Dijo arrepentido.— Tu hermano está en el jardín. ¡Alemania!— agregó

El alemán fue hacía Rusia, miro a Rusia y sorprendido miró a su hermano.

—Hermano.— le dijo.

Los alemanes se abrazaron, mientras repetidas veces se dijeron "te amo"

—Gracias Rusia. Sin ti, no estaríamos aquí— dijeron los gemelos agradecidos.

—Solo esperó que padre no vuelva— dijo triste.— no debí decirlo, lo veo... — 

En efecto, el soviético volvía a su hogar. Rusia estaba triste, ese hombre solo sabía castigar, en un momento sintió envidia de Alemania, siempre teniendo a alguien que lo amaría. 

Se despidió del alemán, y sin saber lo que hacía, fue a la habitación de su padre, abrió un cajón tomó una pistola que estaba ahí y le apuntó a su padre, todos sus hermanos veían esa escena sin saber cómo reaccionar.

—Tú... ¡Tú no harías esto, Rusia!— le gritó.

— ¡Tú lo mereces!— le dijo.

Apretó el gatillo y la bala fue disparada, atravesó el pecho del soviético.

—¡Ah! Maldito.— dijo un tanto nervioso.

Los hermanos vieron a la unión morir, e involuntariamente, sonrieron sintiendo libertad.

Mientras, Alemania iba devuelta a su casa, cuando lo su gemelo lo llamó y dijo:

—Soy libre, URSS está... muerto. —

Sorprendido quedo al escucharlo, ahora podría verlo, lo llevo a casa de Chile, aunque fuera por poco tiempo, estarían juntos, como hermanos. Mientras, Chile estaba en su casa ya estaba algo preocupado ya había pasado la hora en la que normalmente llegaba. La puerta fue golpeada y el chileno fue lo más rapido.

—Tío Chile.— dijo Alemania Occidental mostrando su hermano.

—Hola...— le dijo el oriental.

Chile sonrió y los abrazó, comprendía la felicidad que ambos sentían.

𝙴𝚒𝚗 𝚅𝚎𝚛𝚜𝚙𝚛𝚎𝚌𝚑𝚎𝚗 - 𝙲𝚑𝚒𝚕𝚎 𝚌𝚘𝚞𝚗𝚝𝚛𝚢𝚑𝚞𝚖𝚊𝚗𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora