Capítulo XI

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La cueva era extraordinaria. Sakura no sabía qué pensar cuando entró a aquella cueva tan bien escondida. La entrada era engañosa, pequeña; Sasuke tuvo que agacharse cuando entró, separando varias enredaderas. Una vez dentro de la cueva, estaba asombrada. Una serie de luces multicolores iluminaba la enorme cueva. Ahí había estalactitas o estalagmitas. Sasuke le tomó de la mano y la condujo a una piscina con vapor de agua. Un manantial subterráneo.

- "Definitivamente estaremos muy ocupados por aquí." - le dijo al oído.

Ella no podía estar más de acuerdo.

- "Podemos tener nuestras propias habitaciones." - chilló Moegui mientras corría de caverna a caverna.

- "No quiero estar sola." - dijo Hanabi entre dientes.

La niña estaba sosteniendo la mano de Sasuke. Desde el derrumbe, Hanabi era la sombra Sasuke. Sasuke la recogió y la puso en sus brazos. Le pellizcó la nariz, pero ella le golpeó la mano. Tenía el ceño fruncido.

- "Huele aquí." - gruñó. - "Se va a caer también."

- "No se va a caer." - se apresuró a decir Sasuke. - "Ha estado aquí desde hace mucho tiempo y estará aquí mucho después de que nos hayamos ido."

- "Vivir en una cueva es demasiado primitivo." - dijo Hanabi y se retorció de su agarre.

- "Pensé que habías dicho que el Síndrome Pre-Menstrual era para niñas mayores." - susurró Sasuke en el oído de Sakura. Ella se rió, pero era Hanabi quien tenía problemas.

- "¿Hanabi, cariño?" - dijo Sakura y se agachó delante de ella.

- "Es mejor que te escapes de mí. Cualquier cosa que quiero o me gusta se muere."

¨ Ah, ya entiendo. ¨

- "Yo no voy a ninguna parte, corazón. Tampoco Sasuke, tía Tsunade o Moegui. Estas pegada con nosotros. La bodega colapsó, fue un accidente, había demasiada lluvia, fue demasiado rápido, la bodega estaba en una pendiente, y hemos sido golpeados por el mal tiempo. Todo conspiró con el deslizamiento de tierra, no hiciste nada incorrecto. La muerte de Jimmy fue trágica, un horrible accidente. Tú no lo provocaste. La muerte de tus padres tampoco fue culpa tuya."

Sakura pasó el dorso de sus dedos por la mejilla de la chica.

- "¿Prometes que no te vas a morir?" - preguntó Hanabi.

La expresión en la cara de la niña hizo que a Sakura le dieran ganas de llorar. Sasuke recogió a Hanabi en sus brazos y la mantuvo a nivel de sus ojos mientras ella le apretaba los antebrazos y las piernas le colgaban en el aire.

- "Por supuesto que lo prometemos."

Sasuke sonrió y le guiñó un ojo.

- "Eres la primera niña que alguna vez tuve."

Hanabi rodó los ojos.

- "No eres dueño de los niños, tonto. Pero gracias por no decir ¡hembra humana!"

Sasuke se rió y la dejó en el suelo. Ella echó a correr para explorar con Moegui. Sasuke dijo a Sakura que para los humanos sólo existía una manera de entrar o salir fuera. La cueva era enorme, pero imposible de perderse. Explorar mantendría a las chicas entretenidas durante mucho tiempo. Había una sección que dejó sellada por seguridad.

- "Hay una cocina aquí." - dijo Tsunade.

- "He recogido algunas cosas antes de traeros aquí." - dijo Sasuke.

- "Debes correr muy rápido." - dijo Tsunade.

- "Lo hago." - dijo Sasuke.

Tsunade le sonrió y le dio un abrazo a Sasuke antes de decirles que ella prepararía la cena. Podrían dormir después. Sakura pudo escuchar las exclamaciones de su tía.

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