Capítulo XIII

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- "Esta no es nuestra cueva." - dijo Hinata mirando a su alrededor.

- "Quiero decir que no es a la que me has traído primero."

- "No, no es esa, pero esta es nuestra cueva ahora." - dijo Sasuke.

Sakura podía ver a Sasuke luchando. No podía mentir. Sus palabras fueron apenas un susurro, estaba agitándose intermitentemente como si su cuerpo estuviera demasiado cansado para moverse.

- "Era tarde y había una tormenta."

Sakura empezó a inventar una historia.

- "Había que alejarse de la vieja cueva rápidamente. Se estaba llenando de gas y Sasuke tuvo que sacarnos. Debió haber sido una fuga subterránea. Tuvimos suerte de que Sasuke sea tan fuerte."

- "¿Nos llevaste a todas?" - preguntó Hanabi.

- "Sí."

- "No es de extrañar que te veas tan cansado." - dijo Moegui.

Cansado no empezaba a describir la forma en que Sasuke parecía. Parecía medio muerto. En el exterior, una tormenta azotaba con lluvia la Tierra y Sasuke no podía regenerarse. Sakura se puso en cuclillas frente a él llena de preocupación.

- "¿Qué hago?" - susurró.

- "Necesito comida. Lo siento. Sin el sol, lo único que ayudará son los alimentos, y sólo un poco. Si me lo como todo y muero ustedes morirán de hambre de todos modos. Vas a ver a todas ellas morir de hambre y estarás atrapada aquí con todos nosotros."

La idea envió escalofríos por su espalda, pero si había alguna posibilidad, la tomaría. Sakura cogió la bolsa de lona que tenían. Levantó unas cuantas latas de carne y verduras y una lata de fruta. Lanzó una mirada directa a cada adolescente, a Hanabi y a su tía.

- "Sasuke necesita nuestra ayuda. Necesita estos alimentos. Él siempre se ha asegurado que no nos quedásemos sin ellos, hace algunos días que él no come nada. Hinata sé que no nos conoces bien, pero Sasuke es una buena persona. Nos cuida y podría tener que volver a hacerlo en algún momento. Tiene que tener todo esto." - dijo Sakura.

- "Por supuesto que debe." - dijo Tsunade. - "Yo no tengo hambre."

- "Yo tampoco." - dijo Hanabi.

- "No necesito nada." - dijo Moegui.

- "Él salvó mi vida; me pareció que realmente me estaba muriendo, mi familia fue acabada. Pero al menos ahora no estoy sola."- dijo Hinata.

Se acercó a la entrada de la cueva y trató de tirar de la puerta de atrás, no podía moverla. Ella se asomó por las pocas grietas en la puerta sólida.

- "Se trata de una selva allí fuera, eso es muy raro. ¿Qué le pasó a la ciudad que estaba en la distancia?"

- "Cada área es diferente." - dijo Sasuke.

No era una mentira, después de todo.

- "Lo sé, pero en un momento tenemos cemento no lejos de nosotros y en el siguiente se ve como un continente diferente."

- "Sabes lo extraño que es el clima." - dijo Tsunade.

Tomó una lata y la abrió. Le entregó el contenido a Sasuke. Él estaba débil y Sakura le ayudó a comer, entregándole trozos con sus dedos temblorosos, llevándolos a sus labios. Le costaba mucho esfuerzo masticar y Sakura trató de hacer papilla la carne entre los dedos de la mejor manera que pudo, para que apenas tuviese que mover la mandíbula. Sakura mantuvo sus emociones en calma y hacía todo lo posible para no tocarlo. sabía que sus secreciones se afanarían por estabilizar las de ella; algo que le restaría más energía. El día pasó tediosamente lento. Los efectos de la droga que Sasuke les dio hizo que todas tuvieran sueño y dado que no había ningún lugar para ir, todas se retiraron por la noche. A lo largo de la larga noche, Sakura vigiló a Sasuke. El color de su piel se volvió gris. Era perturbador que él se estuviese muriendo ante sus ojos. No podía soportar no tocarle; deseaba que pudiese tomar la fuerza de ella. Sakura envolvió sus brazos alrededor de él. Estaba lánguido, casi sin vida. Su valiente y poderoso guerrero había pasado y estaba pasando por una terrible prueba. Sakura estaba aterrada sobre eso. Su bebé estaba extrañamente silenciosa e inmóvil.

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