Recuperando el tiempo perdido

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Margoth: ¡Hija, cuan feliz me siento al estar contigo en persona! No te imaginas lo mucho que esperé este momento. Estaba ansiosa de verte. ¡Sí que has crecido! ¡Ya eres toda una mujer! ¡Cuéntame de ti! Quiero oírlo todo, por favor.

Martha: La verdad no hay mucho que contar. Ahora mismo estoy enojada y enemistada con una amiga.

Margoth: ¿Era importante para ti?

Martha: ¿Por qué lo preguntas?

Margoth: Por una sencilla razón. "Cuanto más amamos a alguien, mucho más nos duele el perderlo"

Martha: ¡Desde luego! Era mi mejor amiga por así decirlo.

Margoth: ¡Ya veo! Habrá sido muy doloroso para ti. ¡Cuánto lo siento! Y, por cierto. ¿Qué fue lo que pasó entre ustedes? ¿Acaso se pelearon por algún chico?

Martha: ¡Serás adivina! ¿Cómo te diste cuenta?

Margoth: ¡Ay, Martha! Cuando llegas a cierta edad, muchas cosas te parecen obvias. Démosle ese crédito a la experiencia, no en vano anduve en la calle durante tanto tiempo. Y con respecto a eso, muy rara vez, es que dos mujeres se peleen y que la causa no sea un hombre. A veces, las mujeres somos tan predecibles, pero lo curioso es que nunca lo admitimos.

Martha: ¡Tienes toda la razón! Siempre procuramos engañarnos a nosotras mismas acreditando la causa a otra cosa. Resulta ser que a mí me gusta un chico de la clase, que por cierto es su amigo del alma, le pedí que me ayudara con eso y la muy cínica lo que hizo fue quedárselo para sí. Eso fue un golpe bajo. Nunca imaginé eso de ella. ¡Que descarada! Me traicionó sin medir reparos. Eso no es justo. Yo confié en ella.

Margoth: Pero ¿Estás segura de eso?

Martha: Yo misma los sorprendí besándose. Más segura no podría estar, mamá. No sé qué me duela más: si el hecho de no poder realizar ese amor o el hecho de haber sido traicionada por mi mejor amiga. Desde entonces no nos hablamos, o más bien, yo soy quien a menudo la evita.

Margoth: ¡Cuánto lamento escuchar eso! Pero cobra ánimo. ¡De seguro lo superarás! No eres la primera ni serás la última que le pase eso. Son cosas que pasan con mucha frecuencia, y no solo entre amigas, sino también, muchas veces entre familiares. Los verdaderos lazos de amistad se forjan a través del dolor y los errores. Cuando la amistad es fuerte y sincera puede superar cualquier adversidad que le presente la vida. Como dice el dicho: "Lo que no nos mata, nos hace más fuerte". Lamentablemente esa es la única forma de hacernos fuertes emocionalmente. La manera en que se fortalece el cerebro es, solamente sometiéndolo al estudio, el cuerpo al ejercicio, mientras más duro sea el ejercicio al cual lo sometemos, mucho mayor será la fuerza de nuestros músculos, y de seguro, el corazón no es la excepción, si lo consideramos como un músculo, es obvio que por medio del dolor emocional es que se fortalece.

Martha: ¡Más de acuerdo no podría estar! Con respecto a los ejercicios, ya sabes de antemano que paso mucho tiempo en el gimnasio, y, por lo tanto, he comprobado que las personas que tienen los músculos más desarrollados son, precisamente, aquellos que más duro levantan pesas y los que más gritan de dolor. Me he informado que los músculos se rompen y vuelven a rehacerse, y cuando lo hacen, se hacen más fuertes, de lo contrario, no podrían levantar más peso. Para ganar fuerza y resistencia, los músculos se ven obligados a perderla, para luego recuperarla, y no solo recuperarla, sino multiplicarla. Y si el cerebro y el corazón son músculos, a igual proceso deben ser sometidos para fortalecerse. ¡Qué lindo! Nunca me lo había planteado, hasta este momento. Te agradezco mucho esta enseñanza. A partir de ahora me comprometo a ver mis fracasos como una oportunidad para mejorar.

Margoth: ¡Me alegra escuchar eso, hija! En verdad eres fuerte.

Martha: Cambiando de tema. Tengo una inquietud. Anteriormente mencionaste que anduviste en la calle, y con respecto a eso, he escuchado algunos comentarios, que hasta mencionarlos me da vergüenza. ¿Acaso son ciertos?

La gente tiende a denigrar a los demás sin conocer a fondo la realidad. Puede que algunas cosas sean ciertas, no las justifico, pero me vi forzada a tomar malas decisiones. Esta es mi historia:

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