Después de un breve silencio, ambos fingiendo no estar pendiente al otro, miraban disimuladamente todo a su alrededor, evitando cruzar las miradas, estaban nerviosos, les temblaban las manos, más a Paola que a Raúl.
Raúl: ¡Ya basta! No finjamos más. Creo que ambos estamos muy claros de nuestra situación. Sabemos perfectamente lo que nos está pasando.
Paola: ¡Explícate!
Raúl: En ese caso, comenzaré yo...al principio no estaba consciente de que me gustabas. Creí estar confundiendo mis sentimientos hacia ti. En un principio te quería como a una hermana, pero luego comencé a verte diferente, no quería admitirlo. Después de aquel beso, mis dudas finalmente se despejaron por completo. Ahora entiendo que aquel beso no fue un malentendido como quería creerlo, me estaba engañando a mí mismo. No cometeré más ese error. He entendido que los sentimientos cambian, y en vez de negarlo, hay que asumirlo. Es un hecho innegable. Lo que realmente quiero decirte, Paola, es que estoy perdidamente enamorado de ti. He intentado sacarte de mi mente, pero, todos mis esfuerzos han sido en vano.
Paola: ¡Pues, no lo hagas!
Raúl: Cada vez que me enamoro, las cosas no suelen terminar bien. No sé si es que estoy maldito o algo parecido. No quiero perderte.
Paola: ¡Entonces, no me pierdas! Creo que, porque te haya ido mal en una o dos ocasiones, no significa que siempre te irá igual. Cada relación es diferente. Depende de nuestra entrega mantener viva o muerta una relación. Todo depende de uno mismo. ¿No lo crees así?
Raúl: Aunque me cueste admitirlo, creo que tienes toda la razón. No sería justo, de mi parte, condenar al fracaso algo que, aún no ha sucedido. ¿Y tú, desde cuando sientes eso por mí?
Paola: No te imaginas lo mucho que he sufrido por ti. Hace mucho tiempo desde que vengo lidiando con este sentimiento, sola. No te imaginas lo que es sentirse no correspondido, pero, peor aún, ser ignorado en el amor. Yo siempre te he amado, en el silencio de mi timidez, he sufrido tu desinterés por mí, al menos, en la forma en que yo quería que tú me amaras. No lo voy a negar, sabía que me amabas, pero, no de la forma en que yo quería que lo hicieras. Muchas veces, solo tenía que bastarme solo con eso.
Raúl: ¡Cuánto lo siento! Fui un tonto. No es de extrañar, los chicos, en comparación con ustedes, las hembras, en cuestión de amores, es más que evidente, que somos unos completos idiotas. Perdona por haberte puesto en esa situación tan embarazosa.
Paola: ¿A qué situación te refieres?
Raúl: Me refiero, a que yo, de idiota y todo eso, traté de hacer que te enamoraras de alguien más, cuando realmente de quien lo estabas, era de mí, y yo no quería admitirlo. Creo que sospechaba de eso, pero, me engañaba a mí mismo, haciéndome la idea de que yo era quien malinterpretaba tus palabras. En el fondo, creo que tenía miedo, pero, no medí lo doloroso que eso resultaba para ti. ¡Lo siento mucho!
Paola: ¿En qué momento, fue qué, comenzaste a sospechar sobre mis verdaderos sentimientos por ti?
Raúl: Ese mismo día. Al menos eso creo. Cuando discutíamos...
Paola: ¡Qué curioso! Precisamente, es a partir de ahí que, también comencé a hacerme la idea de que yo te gustaba, pero te negabas a admitirlo. Te confieso que esa actitud tuya me puso bastante furiosa, pero, a la vez, me llenaba de esperanzas. Estoy de acuerdo contigo, lo de aquel beso no fue un simple accidente. Nuestros corazones, ignorando nuestras razones, se comunicaron con toda sinceridad. De ahí, la perplejidad de lo que había pasado entre nosotros. Te confieso que, sin lugar a dudas, fue el momento más fascinante de mi vida. Es cierto que me sentí sucia y una amiga desleal al enamorarme de ti, cuando simplemente, tan solo éramos los mejores amigos. No fue fácil para mí lidiar con esa culpabilidad. Intenté sacar ese sentimiento de mí, pero, mientras más lo intentaba, más fuerte se hacía este amor por ti, hasta que quedé rindiéndome completamente ante él, sin lugar a dudas, me superaba por mucho.
Raúl: Me sorprendió mucho ver a Martha y a ti, juntas. ¿Qué fue lo que ocurrió entre ustedes?
Paola: Le conté toda la verdad. Le dije que te amaba en el silencio de mi corazón desde hace mucho tiempo, pero, le fui infiel a ese sentimiento por su amistad y que mi corazón pudo más que yo.
Raúl: ¡Cuánto me alegra escuchar eso!
Paola: ¿Lo de mi corazón o, mi reconciliación con Martha? (Risas).
Raúl: ¡Ambas! ¡Ambas! (Risas).
Después de estas y otras tantas palabras de amor, ambos sellaron ese amor con un beso, dando así inicio, formalmente, a su noviazgo.
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Amores juveniles
Teen FictionSi ella hubiera sabido todo lo que le vendría por haberse enamorado... ¿Lo hubiera hecho de todos modos? Lo cierto es que sólo se vive una vez. No es lo mismo sobrevivir, que vivir. La vida no es vida sin amor. Pero, ¿realmente valió la pena?