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「 ᴀɴᴢᴜᴇʟᴏs ʏ ɴᴜᴅᴏs 」



Mi respiración acompasada comienza a agitarse en aquella situación; todo me da vueltas, siento que manos invisibles aprietan mi corazón con el único propósito de hacerme sufrir. Temo que se trate de una ilusión y siento la enorme necesidad de pellizcarme, de hacerme ver qué no se trata de una miertera pesadilla..., sin embargo, solo me hace falta ver sus ojos castaños oscuros, tan familiares, para hacerme dar cuenta de que esto es real, que está pasando y que un puto muro invisible es lo único que nos separa. No obstante, la rabia no me invade en estos momentos. Todo mi ser solo se ve envuelto por esa agraciada luz cálida que consigue recuperar parte de mi alma, recuperar a ese niño pequeño que solo quiere correr a sus brazos y permanecer siempre en mi lugar seguro.

A mi derecha, Brenda no tarda en mostrar su sorpresa ante esta situación tan bizarra.

—¡Es Minho, maldita sea! —Varias pequeñas cámaras revolotean en nuestro entorno y quizás, eso es lo único que consigue sacarme de esa burbuja que nos rodea a mi mejor amigo y a mí.

De solo tener en claro el hecho de qué nuestras vidas siguen siendo observadas por el mundo, de que esta reunión que debería ser privada solo es un juego para ellos, hace que apriete mis manos con fuerza. Los odio a todos, pienso, teniendo en mi mente a aquellos que se dedican a solo mirar las pantallas que muestran nuestras vidas a prueba desde panteones, desde sus hogares o desde el propio Capitolio.

Sin embargo, y a pesar de qué aquel sentimiento corroe con fuerza por mis venas, algo más fuerte es propietario de mi corazón: una apaciguada e inusitada paz. Observo aquella expresión divertida y osada de nuevo, esa sonrisa ladina que solo me trae problemas, y comprendo que incluso en aquella situación, en esa realidad que solo nos ata a un final incierto, no hay duda ni miedo en su interior. Simplemente parece... que está feliz con verme. ¿Solo con eso puede estar tranquilo? ¿Solo la seguridad de tenerme a palmos de su mano, es lo que consigue brindarle tanta alegría? Ojalá pudiera decir lo mismo.

Sí, estoy feliz de verle, por supuesto que sí, pero... Recuerdo las palabras de Ava, la crueldad de Snow y sé que ahora ando sobre arenas escurridizas y que en cualquier momento, son capaces de tragarme entre sus fauces negándome una salida.  ¿Cómo podría conseguir sacarle de aquí? ¿Cómo podría salvarlos a todos? Dando una vista a mi entorno, a mi grupo que miran impotentes la escena que se nos muestra al frente, comprendo que estas son demasiadas vidas, esperanzas y sueños que proteger, y tengo miedo de perder alguna de ellas. Incluso observando al joven grupo que acompaña a Minho, es fácil darse cuenta de que tienen miedo, inseguridad ante el lugar en el que están, y sobre todo, mantienen la esperanza de recuperar sus vidas, de volver a casa con sus familias. ¿Sería capaz de llevármelos a todos?

El mismo chico que ayudó a levantar del suelo a Minho, mantiene en sus brazos a la niña pequeña de antes —la que me recuerda tanto a Chuck— y la mece entre sus brazos, nervioso. Parece que no tienen ni idea de qué deben de hacer ahora. Me traen memorias de mis primeros juegos y regresa aquel pensamiento que me indica la mala suerte que tenemos por caer en las garras afiladas de los presidentes del Capitolio. Con un chasquido de dedos, todo lo que creían conocer se destruye ante sus ojos, y ahora solo pueden esperar qué tengan la bendita suerte de salir con vida de aquello.

Mi pecho siente un peso negro encima, como si un velo cubriese mis ojos y aunque mis ojos no se apartan de mi mejor amigo, incapaces de quitarle la vista de encima, me duele ser consciente de qué debemos hacer disfrutar al público, de ganárnoslos para al menos, tener una esperanza de gustarles y de ganarnos su confianza.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas ( au ) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora