- Date prisa o llegarás tarde - grita mí madre desde la cocina. Es siempre así, ella es la típica madre a la que le pides levantarte a las ocho y te levanta a las seis diciendo que son las diez.
Termino de arreglar rápidamente mis cosas y bajo las escaleras con mucho cuidado para que ella no escuche mis pasos. Está de espaldas hacia mí terminando de preparar el desayuno, me acerco cuidadosamente y la abrazo muy fuerte.
-¡Buenos días!- grito emocionada mientras ella grita asustada.
-Dios mio, me asustaste- dice mientras se da vuelta y me abraza- Ven, siéntate a tomar tu desayuno antes de que se te haga tarde.
Me siento a la mesa y comenzamos a desayunar, amo profundamente estos momentos con mí mamá, es la persona más dulce y fuerte que conozco, no se rinde con nada ni le tiene miedo a nada.
Fue madre muy temprano, a mí edad, diecisiete, producto de un amor que le hizo muchas promesas y que no cumplió ninguna. Él era 4 años mayor que ella, y tal vez pensaran que la defiendo solo porque es mí madre, pero la verdad es que se aprovechó de ella, le hizo mucho daño y cuando descubrió que estaba embarazada le pidió que interrumpiera su embarazo.
Si mí madre no hubiera tenido consiencia de lo que significa una vida y si no hubiera contado con el apoyo de su padre y su hermana, ella lo hubiera hecho. Pero para ella, no era cualquier cosa lo que crecía en su vientre, era su bebé, su compañía por el resto de su vida.
Terminamos de comer y nos subimos al coche, así era nuestra rutina; tomar el desayuno juntas, ella me llevaba al colegio, se iba a trabajar y por la tarde me recogía para ir a la cafetería que estaba cerca de casa a comer nuestros postres favoritos, ir a casa, ver una película y luego ir a la cama. Podría decirse que era un tanto predecible, pero de eso se trata la rutina, ¿No?
-Nos vemos a las cuatro, ni se te ocurra retrasarte porque iré allá adentro y haré que pases vergüenza con toda la escuela- dice mí madre mientras bajo del auto.
-Si señora, como usted mande- digo desde la ventana, ella sonríe y eso me hace muy feliz, ver su sonrisa es lo que más amo en este mundo y no quisiera que se apagará por nada ni nadie.
-Te amo mí flor, nos vemos más tarde- dice sonriendo.
-Tambien te amo mami, hasta más tarde.Camino hacia la entrada del colegio, siempre lo mismo, paso por el medio de todos los grupos que se forman al entrar buscando a Rose, mí mejor amiga.
La veo al final del pasillo de los armarios, como siempre batallando para abrir el suyo.-Hola, dime una cosa ¿Quien va ganando hoy?
Ella sonríe y me abraza-Dios mio, no se quién inventó esta cosa, tendré que hablar con el prefecto para cambiarlo.
-Llevas una semana diciendo lo mismo- digo mientras doy un golpecito en la cerradura de su armario y este abre. -Aceptalo vivirás con esta eterna agonía.
Abro mí armario y coloco mis cosas, dejo fuera el libro que corresponde a la primera clase, caminamos del brazo hasta llegar al salón y ocupamos nuestros puestos de siempre, aún faltan cinco minutos para que inicie la clase y Rose y yo comenzamos a arreglar nuestros escritorios.
Podría considerarse que somos una de las chicas con mejor calificación en toda la escuela, y no, al contrario de lo que muchos piensan, no somos nerds, al igual que los otros chicos vamos a centros comerciales o a beber los fines de semana, simplemente nos gusta tener buena puntuación en nuestras clases.
Nuestra jornada transcurre con cierta normalidad, hasta que dan las tres y treinta, hora de finalizar nuestra última clase. Cómo siempre, Rose y yo nos quedamos en las gradas de afuera esperando a nuestros padres.
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La última vez
Mystery / Thriller¿Y si un día despiertas pensando que será un día normal y te das cuenta que puede ser la última vez que veas a alguien?