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⚠️Aviso: Contiene contenido explícito, si no te gusta, te recomiendo que no leas.⚠️


Kazuki acababa de salir de su departamento para ir a buscar a su hija, Miri, a la guardería.

Cuando llegó al lugar pudo ver a la pequeña jugando con algunos de sus amigos, por lo que decidió ir a saludarla y dejarla jugar un rato más mientras él iba a charlar con las demás madres.

Mientras se acercaba al grupo de mujeres, pudo darse cuenta de que la mamá de una de las mejores amigas de Miri estaba repartiendo unos papelitos a las demás madres, cuando ella se percató de la presencia del rubio, se acercó a él y le extendió uno de esos papeles.

— ¡Buenas tardes! ¿Cómo se encuentra usted, Kurusu?— La mujer le saludó con una sonrisa plasmada en su rostro mientras Kazuki le saludaba con la mano.

— Muy bien, muchas gracias por preguntar.— El rubio respondió a la vez que cogió aquel papel que la mujer le estaba ofreciendo, observando que era una invitación de cumpleaños. — Ohh, ¿Va a ser el cumpleaños de su hija?— Preguntó mientras leía el título bien grande de la tarjeta, en la que ponía "Feliz cumpleaños", junto al nombre de la niña.

— Exactamente, va a cumplir sus 5 años este domingo, y este sábado vamos a celebrarlo con sus amigos, debo admitir, que cuando le pregunté a quién quería invitar, Miri fue la primera en su lista.— Dijo, guiñándole un ojo a Kazuki.— Y pues me hizo estar toda la noche preparando las invitaciones para 20 niños, creo que me van a acabar saliendo cayos en las manos de tanto recortar cartulinas de colores, jajaja.— Comentó, mientras enseñaba su mano con algunas tiritas.— Pero yendo al grano, vamos a celebrar su cumpleaños en un parque de bolas que hay al final de la calle, y sería un honor que Miri pudiera venir junto a usted, mi hija estaría muy contenta.— Aclaró mientras se recolocaba el bolso encima del hombro.

— ¡Por supuesto! Se lo comentaré a Miri cuando volvamos a casa, aunque ya tengo bastante claro que va a querer ir sí o sí.— Después de decirle eso a la mujer, se despidió de ella y fue a buscar a su hija, que estaba deslizándose por el tobogán del recreo.— ¡Miri! ¡Es hora de irse a casa, Papá Rei nos estará esperando!— Gritó mientras se acercaba a su hija.

Miri, al oir a su padre llamándole, fue hacia él corriendo, y saltó a sus brazos.

— ¡Papá Kazuki!— Exclamó con una muy grande sonrisa en su rostro al ver a su padre.— ¿Dónde está Papá Rei?— Kazuki y Rei habían empezado a tener una relación amorosa un mes después de conocer a Miri, por lo que ahora llamarlos a los dos "Papá" tenía más sentido.

— Tenía que darse una ducha así que no ha podido acompañarme a buscarte hoy cariño, pero no te preocupes, que el lunes que viene vendremos los dos a traerte y a recogerte, ¿si?, prometido.— Le enseñó su meñique a la pequeña para realizar el gesto de "promesa de meñique", que tanto le gustaba realizar a Miri cada vez que le prometía algo a alguno de sus papás, otra cosa era que luego se cumpliera la promesa.

— ¡Okey, promesa!— Dijo la pequeña mientras le apretaba las mejillas a su padre.

— Sí, promesa.— Contestó, mirando a la niña con cariño.

Al llegar a casa, Kazuki bajó a la niña de sus brazos para sacar las llaves de su bolsillo y abrir la puerta.

Al entrar al departamento, el único sonido que se escuchaba era la regadera de la bañera, por lo que Rei estaba en casa.

Miri se fue a jugar a su habitación mientras Kazuki iba al baño donde se encontraba Rei, tenía que comprobar que siguiera vivo y no se hubiera quedado dormido en la bañera, como era la costumbre.

Al entrar al baño, pudo observar a Rei de pie, lavándose el cabello, algo que deleitó en demasía a su vista.

Hace un tiempo que Kurusu y Suwa no mantenían relaciones sexuales, y por más que le costara admitirlo, Kazuki estaba algo ansioso, no iba a negar que tenía ganas de volver a tener al pelinegro en sus brazos, y poseerlo en cualquier lugar de la casa.

— ¿Qué se supone que estás haciendo, ahí parado, mirándome sin decir nada?— Rei hace algunos segundos que había terminado de aclararse el pelo, y al apagar la regadera y darse la vuelta para secarse, observó a su pareja mirándolo fijamente sin decir una sola palabra.

Kazuki salió de sus pensamientos rápidamente, ya estaba empezando a imaginarse cosas raras, y ahora no era un buen momento para excitarse, aunque como no hacerlo si el pelinegro es la persona más atractiva del mundo y lo tenía ahí, sin ropa, con el pelo mojado, y con gotas de agua cayendo por su pecho.

— N-nada, ¿que acaso no puedo observar a mi novio?— Preguntó, poniendose una mano en la cintura, fingiendo haberse ofendido. Rei rodó los ojos ante esa pregunta. 

— Claro que puedes...pero me has asustado, cuando me he dado la vuelta para salir de la bañera casi me resbalo del susto.— Suwa salió de la bañera y el rubio le pasó la toalla que estaba doblada encima del cesto de la ropa sucia, observando como el pelinegro se la colocaba en la cintura, esa cintura tan pequeña, tenía tantas ganas de cogerla con sus manos y dejarle las marcas de sus dedos.— Kazuki, ¿estás bien? Estás muy pensativo, ¿ha pasado algo con Miri en la guardería?

— ¡Ah si! Ahora me acuerdo.— Kazuki disipó de su mente los pensamientos que estaba empezando a tener del contrario y le enseñó la invitación de cumpleaños.— Me han dado esta tarjeta en la guardería, se ve que una amiguita de Miri llamada...Haruko— miró el nombre de la cumpleañera en la tarjeta— va a celebrar su cumpleaños este sábado en el parque de bolas que hay al final de la calle de la guardería.— Le dió la tarjeta a Rei para que la leyera y se le quedó viendo, esperando su aprobación.— No hace falta que vengas si no quieres, sé perfectamente que no te gusta mucho estar rodeado de tanta gente, y como puedes ver, contando a Miri, van a ser 20 niños, y si vienen los dos padres de todos, seríamos unas 60 personas más o menos.— Dijo, mientras contaba los dedos de sus manos.

— No, o sea, sí, quiero ir, he estado pensando, y creo que me gustaría intentar socializar un poco con las madres de los compañeros de Miri, me gustaría poder entablar una pequeña confianza para poder confiarles a Miri si nos surge algún trabajo urgente o nos sucede algo.— Respondió, mientras jugaba un poco con sus dedos.

Kazuki se quedó incrédulo, Rei Suwa, Rei, SU Rei, ¿quería socializar con gente que no tuviera nada que ver con su trabajo y con la que tampoco tiene un lazo familiar?

—Oh, o-okey, me alegro de que quieras venir, pero que sepas que mañana por la mañana tendrás que acompañarnos a mí y a Miri a comprar un regalo.— Rei asintió, y se dirigió a la salida del baño, pero cuando menos se lo esperaba, Kazuki le brindó un golpe en una de sus nalgas, que afortunadamente estaban cubiertas por la toalla.

— ¡¿Q-qué se supone que haces?!— Se quejó, con las mejillas levemente teñidas de un rojo muy fuerte, mientras el rubio dejaba salir una suave carcajada.

— Nada.— Kazuki le enseñó una sonrisa inocente a su novio, este salió del baño refunfuñando.— Joder, ahora si que tengo ganas de sexo.— Habló consigo mismo mientras se pasaba la mano por el rostro. 

Después de relajarse un poco, decidió bajar escaleras abajo, —donde Miri y Rei le esperaban en la mesa pidiendo por comida— asumiendo que esas ganas de empotrar al pelinegro en el primer sitio que viera se irían pronto, y esperando que no volvieran en un momento inoportuno.

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Holi, al final he decidio convertir esto en una pequeña historia de 2 o 3 capítulos, depende de cúan largo sea el siguiente, se supone que no iba a subir nada hasta el viernes que viene, pero ya había terminado de estudiar y me ha venido una ola de inspiración jaja. Espero os guste como está quedando por ahora la historia. ❤️ 

Debo admitir que esta historia se me ha ocurrido literalmente hoy en un cumpleaños de un niño pequeño, había una especie de cuarto pequeño para guardar chaquetas, bolsos y ese tipo de cosas y me ha volado la mente jeje.

Una fiesta algo picante | KazureiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora