⚠️ Lose 🛑

76 20 8
                                    

Las venas en su cuello estaban a punto de estallar cuando la llamada fue nuevamente desviada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las venas en su cuello estaban a punto de estallar cuando la llamada fue nuevamente desviada. Gritó al aire lanzando el celular hacia la cama.

—¡CONTESTEN MALDITA SEA! —saltó a la cama recuperando el celular para intentar contactar con la oficina de correos.

Hyunwoo lamió su pulgar retirando el exceso de polvo de queso y leyó los datos plasmados en la etiqueta de la gran caja.

—Buenas tardes, Oficina de correos Gwanghwamun. ¿En qué puedo ayudarles?

Un tic nervioso apareció en el ojo izquierdo de Hyungwon y el moreno dejó la caja sobre el colchón. Conocía esa mirada a la perfección y sabía que nada bueno ocurría en el momento que su hermano menor abriera la boca. 

Los labios gruesos del alto se curvaron en una sonrisa siniestra. 

—¡Hijos de put...!

Un almohadón aterrizó en el rostro de Hyungwon y amortiguó el grotesco grito de rabia y desesperación. Cuando Hyungwon fue sentado, a la fuerza, Hyunwoo tomó posesión del celular y por ende, de la llamada.

—Buenas tardes, señorita —el moreno sonrió relajado, como si no estuviera asfixiando a su hermano menor con un cojín de plumas. —Quisiera reportar la perdida de un paquete.

—Por supuesto. ¿Podría darme su nombre y dirección?

Hyunwoo sacudió la mano y Hyungwon le entregó su billetera. Leyó la dirección en la identificación ajena y esperó en la línea por varios minutos, minutos que aprovechó para comprobar que su hermano seguía con vida, y tal vez, de mejor humor.

No lo estaba, pero al menos ya no estaba maldiciendo. 

—No importa lo amable que seas, ellos no harán nada. Nunca lo hacen —el alto resopló quitándose el cabello que le molestaba en la cara. —Esos idiotas han perdido la mayoría de las compras que he hecho en línea.

—Deja todo en mis manos —con una sonrisa confiada Hyunwoo salió de la habitación con Hyungwon siguiéndolo como patito.

La amplitud del departamento fue de gran ayuda para que Hyungwon caminara balbuceando los insultos más ofensivos que alguien de su nivel y clase alguna vez hubiera dicho. Su enojo tenía una gran razón. Jooheon, su tierno amigo de la infancia, aquel niño cachetón con el que pasaba todos los veranos y las tardes jugando, había cumplido su sueño de convertirse en un reconocido diseñar de joyas. Con una increíble oferta de trabajo en Londres, cinco años atrás, Joo cogió sus maletas y le dijo adiós a Hyungwon prometiendo estar con él, desde la distancia. En su última llamada y tras contarle sobre su próxima boda, la definitiva -en palabras de Won- el diseñador de joyas le aseguró que tendría una hermosa pieza de oro diseñada exclusivamente para que él usara en su boda.
Y ahora, el regalo de su mejor amigo estaba perdido por culpa de la incompetencia de un repartidor.

—Goheung —dijo Hyunwoo al finalizar la llamada.

La cabeza de Hyungwon giró lentamente y Hyunwoo recordó esas películas de terror donde los protagonistas eran poseídos por un demonio, solo que en la realidad; Hyungwon era el demonio.

Delivery (2won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora