Casi Ángeles 3: "Paradoja temporal"

Capítulo 32

Finalmente, el día de la intervención creativa llegó. Todos los alumnos que participaban del proyecto habían preparado en tiempo récord cada uno de los elementos que necesitaban, por lo que se alegraron al observar como la gente se divertía y la pasaba bien. Sin embargo, no todo podía ser perfecto.
En medio del operativo, la policía apareció y quiso sacar a las personas del lugar. Camilo, Paz y una representante del establecimiento intentaron dialogar y llegar a un acuerdo.

Mientras tanto, dentro del edificio, los chicos, divididos en algunos grupos, trataban de disminuír la tensión siguiendo con las actividades, aunque sabían que, en cualquier momento, se podía desatar un enfrentamiento. Uno de los equipos, por ejemplo, estaba formado por Luca, Pedro y otros alumnos, aunque los primeros dos se alejaron unos metros para conversar a solas: a pesar de que estaban colaborando, no podían dejar de criticar el modo en el que Paz y Camilo estaban actuando, hasta que salió el tema de Cielo Abierto. Ese mismo día debían entregar la telaraña, pero Teo no se había vuelto a comunicar con ellos para darles el horario y el punto de encuentro.
Otro grupo era el de Jazmín, Mar, Thiago, Rama y Tacho. Claramente, las hermanas Bauer lo habían formado, aunque no resultó como ellas esperaban. Jazmín y Tacho casi ni hablaban, y si lo hacían, era para pelearse; y Rama también permanecía callado, incómodo con la cercanía de Mar y Thiago. Ellos dos eran los únicos que la estaban pasando bien: hablaban, hacían chistes y reían, tratando de levantar el ánimo.

Mientras tanto, afuera, Camilo y Paz estaban lejos de convencer a los guardias.
Guardia: A ver, ya me estoy cansando. Nosotros tenemos una orden que nos autoriza a sacar a todas estas personas del establecimiento. Ya intentamos por las buenas, pero si no colaboran, no nos van a dejar otra opción que usar la fuerza.
Dueña del lugar: Que caraduras que son... Lo único que pedimos es que nos dejen en paz. Este lugar es nuestro, no tienen ningún derecho de sacárnoslo.
Guardia: Yo solamente estoy haciendo mi trabajo, y si les digo que se tienen que ir, se tienen que ir.
Camilo: De acá no se va a mover nadie, esto que están haciendo es ilegal.
Guardia: ¿Ilegal? Yo te voy a decir lo que es ilegal... —Llamó a dos guardias y les dio la orden de arrestar a los tres— Quedan detenidos por resistencia a la autoridad.
Paz: ¡No pueden hacer esto!
Guardia: Sí que podemos, y lo estamos haciendo. —Agarró un megáfono y, a través de este, ordenó que todas las personas salieran del edificio.

En menos de cinco minutos, la situación había cambiado drásticamente, y los alumnos y gente que se encontraba allí se enfrentaban a los policías. A pesar de que los mandalayos intentaban resistirse sin recurrir a los golpes, les resultó imposible no reaccionar al querer ser sacados de una manera tan violenta.
Jazmín era una de las que intentaba frenar a los guardias pero, de un momento a otro, quedó paralizada, mirando un punto fijo. La única que se percató de eso, fue Mar, quien corrió hacia ella y trató de hacerla reaccionar.

Mar: Ey, Jazmín, ¿qué te pasa? ¡Reaccioná! —Por más que la sacudía y le hablaba, la gitana no se movía. Claramente, estaba teniendo una visión.

Después de unos segundos, Jazmín logró salir del trance, pero antes de poder hablar, se desmayó. Afortunadamente, Mar logró atraparla, y la llevó a un costado para despertarla.
Mar: Dale, perna —exclamaba mientras le golpeaba suavemente la cara—. Justo ahora te tenías que desmayar... ¡Despertate, por favor!

Mar pensó que la situación no podía empeorar, pero se equivocó. Mientras auxiliaba a la rubia, un guardia se acercó a ella y, apuntándole con un arma, le ordenó salir del lugar.
Mar: ¡No puedo, mi amiga está mal, no puedo dejarla acá! —Se sorprendió de sí misma al haberla llamado "amiga", pero no era una buena situación para centrarse en ese detalle.
Guardia: ¡No me importa! Salen o disparo.
Mar: ¡¿Pero no entendés que está mal?! —gritó señalándola.