Capítulo 3.

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"This is the real world"

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"This is the real world"

Sudaba a más no poder, lágrimas salían de sus ojos. Intentaba salir de ahí, pero no podía.

Al abrir aquella dichosa puerta, se levantó de golpe intentando recuperar su aliento.

Las pesadillas atacaban de nuevo. Se levantó de su cama y sin pensarlo se tomó una de sus pastillas. Acto seguido se fue a duchar sintiendo su cara ardiendo.

Cuando se vistió, se miró al espejo.

—Mierda. —murmuró—

Tenía varios moratones en su mejilla, el labio partido con sangre seca, y otro moratón en el ojo. No tenía como tapárselo, no tenía dinero para maquillaje, pero de todas maneras nadie del instituto se daría cuenta, le pasó más de una vez y ni siquiera se pararon a preguntarle. De todas maneras, optó por dejarse su pelirrojo pelo totalmente suelto ocupándose de tapar la mayor parte de su rostro que podía.

Cogió la mochila para preparar la de su hermano, mientras este se arreglaba. Le ponía todo el almuerzo a él. De todas maneras no creía que tuviera hambre durante todo aquel día, ni siquiera ganas de hacer nada.

Sam fue al salón felizmente, pero su felicidad se fue cuando vió a su hermana con la cabeza baja, solo podía significar una cosa, y aunque lo odiase, sabía lo que era.

—Vamos. —habló seca mientras abría la puerta—

Su padre en el fondo la quería, sabía que lo hacía, pero se tenía que desquitar con alguien por todo lo sucedido en el largo de su vida, y, ¿quién mejor que ella? No dejaría que le tocase ni un pelo a su hermano, y de una manera u otra eso ayudaba a que ambos se desahogaran. Ella le decía sus cuatro verdades, él la pegaba. Era como un raro acuerdo que tenían.

El camino al colegio del niño fue totalmente silencioso, hasta que llegaron a la puerta.

—Ten cuidado.

Asintió.

—¿Luego tendrás que trabajar?

Asintió.

Él no dijo nada.

—Nos vemos luego. —le dió un rápido casto beso en su frente y sin más, se fue—

Se puso sus auriculares, Chiquitita de ABBA resonaba en sus auriculares, dándole una extraña alegría al final de la canción.

Llegó al instituto y sin esfuerzo de fingir, se dirigió a su taquilla. A veces agradecía haber pasado de ser la más popular y querida a no ser nadie.

En el camino, se dió el lujo de poder pensar en la interacción que tuvo con Peter, era como el típico cliché de libro que su madre le leía.

Justo, apareció, o eso creyó, ya que tenía todo su pelo en la cara sin dejarle mirar de reojo siquiera.

ꜱɴᴏᴡ ᴏɴ ᴛʜᴇ ʙᴇᴀᴄʜ - ᴘᴇᴛᴇʀ ᴘᴀʀᴋᴇʀ (ᴀ.ɢ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora