Peter Parker y Betty Smith, dos adolescentes que se gustan desde hace años, de hecho, se miran desde lejos por la vergüenza que sienten para hablar al otro, pero, ¿Qué pasaría si ambos sintieran qué el gustar al otro es tan imposible como si nevara...
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"Little Robin Hood"
Estaba boquiabierta en la cama del chico después de que este le haya contado todo lo sucedido.
—¡¿Te has colado en Oscorp?! ¿¡Estás loco!? —gritó-susurró—
—¿De todo lo que te he contado, te quedas con eso, Bett?
Ella suspiró.
—No me malinterpretes, pero no te creo. Quiero decir... ¿Una araña? ¿Ahora qué eres? ¿Una especie de Spider-boy? —se burló—
—Lo digo en serio.
—¿Por qué me lo cuentas de todas maneras?
—Mira, quizás tú no confíes en mí, pero yo confío en ti, Betty.
Ella suspiró de nuevo.
—Es... Raro.
El chico la mandó a callar. Algo ofendida, lo hizo mientras se cruzaba de brazos viendo como él miraba a todos lados, algo así como asustado.
En un abrir y cerrar de ojos, él aplastó una mosca con dos dedos que pasaba por delante de ella.
La chica lo miró sorprendido.
—Mis sentidos se han vuelto muy agudos, y se me pegan las cosas. En el metro se me ha pegado la barra de metal... Ha sido un horror.
Ella rió al imaginárselo, algo que le tomó desprevenido al adolescente. Era una preciosa melodía para él ahora mismo, además de que las pecas se le subían y hacía que sus mejillas se pusieran un poco más rosas de lo habitual.
—Betty, no hace gracia. —rió un poco—
—La hace. —dijo sonriendo— ¿Qué piensas hacer?
—No lo sé... ¿Investigar?
—Se me da bien, he leído Sherlock Holmes, además de ver todo lo relacionado con él, también he leído todo lo relacionado con Agatha Christie y también he visto sus series y películas. Definitivamente soy tu chica.
¿Desde cuándo narices te has soltado tanto? Se preguntó sorprendida ante su actitud.
El chico la miró asombrado pero con una gran sonrisa.
—¿Tienes planes para mañana?
Negó.
—A no ser que de repente me llamen porque necesitan trabajo... No.
—¿Entonces...?
—Estaré aquí a primera hora de la mañana. —habló mientras se ponía la mochila— Por cierto, Sam ha preguntado por ti.
—¿En serio? —sonrió—
Ella asintió sin poder evitar hacer lo mismo.
—Te ha cogido cariño, realmente no me lo imaginaba. —el chico rió levemente— Siento haberte tratado de aquella manera el otro día yo...
