Peter Parker y Betty Smith, dos adolescentes que se gustan desde hace años, de hecho, se miran desde lejos por la vergüenza que sienten para hablar al otro, pero, ¿Qué pasaría si ambos sintieran qué el gustar al otro es tan imposible como si nevara...
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"Favourite colour?"
1 año antes...
La chica salía del instituto como de costumbre, despidiéndose de todos sus amigos. No pudo evitar no ver a Peter Parker, aquel chico que todos decían ser el raro.
Sonrió levemente al verlo coger el skate.
—¿Estás mirando a Parker? —preguntó Gwen burlona— Es amable, deberías hablar con él.
Negó.
—No lo estaba mirando a él, y no pienso hablarle. —dijo fingiendo asco—
Ser popular tenía sus consecuencias, más si era en un instituto dónde había los típicos que hacen bullying o las típicas animadoras —la cual ella era capitana—, tenía que ser la chica de los estándares altos, o nadie le haría caso.
Siempre vestía con ropa de marca y elegante. Ni ella misma sabía quien era después de cambiar tanto para gustar al resto...
Lo que nadie sabía a excepción de su rubia amiga, era los problemas que tenía en casa, y personales.
Fue en dirección a la cafetería en la que trabajaba.
—Buenas tardes, Marty.
—Hola, Betty. —saludó con una sonrisa— ¿Y tus hermanos?
—Están con unos amigos.
Ojalá supiera las consecuencias que traerían esos amigos...
La adolescente se levantó de golpe de su cama. Sudaba, tenía los ojos llorosos mientras lágrimas caían, soltó un sollozo antes de pasarse las manos por su rostro.
Se levantó yendo directamente al baño para así ducharse. Aún era pronto para levantar a su hermano, pero sabía que una vez despierta, no sería trabajo fácil volver a dormir, así que se aseó y vistió. Una vez hecho eso, se dirigió hacia el comedor.
Con cuidado, fue hacia el sofá, dónde yacía su padre completamente dormido y con cervezas y botellas de alcohol a su alrededor, las quitó intentando no hacer mucho ruido. Era consciente de que no podría hacer lo que le prometió... Ser un padre, así que la escena no le sorprendió mucho, solo pensaba como se lo diría a su hermanito, él tenía esperanzas.
Con un suspiro, volvió a su pequeña habitación y sentándose en su cama, mientras cogía el móvil en el proceso.
Sin pensarlo mucho, entró al chat de Peter viendo así miles de mensajes, puesto que el día anterior no pudo contestar ni uno. Lo puso a un lado para empezar a leer, no le apetecía mucho leer todo eso, no porque no quisiera o no le interesaba, no podía, no ahora.
Pasó una hora aproximadamente cuando su hermano se despertó, así que se preparó mientras ella hacía su comida.
—¿Cómo has descansado? —preguntó ella una vez que estaban fuera de casa—
