Boda

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Vio la hora, 2:00 a.m., Giyuu solo no podía dormir, y sabía que no lo lograría. Se quitó las cobijas de encima, al levantarse agarró una almohada de su cama y del closet que había en su cuarto tomó una cobija gris. Salió de su cuarto para dejar la almohada y la cobija en el sillón, fue por una gran taza de té, para ver si le ayudaba a dormir, y regreso al sillón de tres plazas para acostarse y comenzar a ver una película. 

Al cabo de unas horas, por eso de las cuatro de la mañana los parpados del azabache empezaron a sentirse más pesados y su vista se volvía un poco borrosa, con sus últimas fuerzas apagó la televisión, para así quedarse dormido. Por desgracia, el gusto de dormir tan plácidamente solo le duró unas pocas horas ya que como si tuviera una alarma mental implantada, se despertó a las siete.

Se quedo alrededor de una hora acostado en aquel cómodo sillón intentando conciliar el sueño, pero claramente no lo logro. Al fallar se encaminó a la cocina para encender la cafetera, "con el doble de cafeína" pensó, sino no podría sobrevivir al día, en especial por que tenía que ir a una boda, tal vez necesitaría unos dos litros de su elixir de la vida para realmente lograrlo.

Después de saciar su adicción al café, el pelinegro se preparó para darse un relajante y muy necesario baño, no porque oliera mal si no porque necesitaba refrescarse, eso de estar despierto casi toda la noche sin poder dejar de pensar los problemas de su vida, lo dejaba exhausto y a su parecer algo sudado y pegajoso por estar moviéndose tanto.

Al terminar aquel cálido baño, tomó su toalla y empezó a secarse de manera algo lenta, al fin y al cabo, no tenía prisa, amarró la toalla alrededor de su cintura y salió del baño. Se puso un pans azul marino, una chamarra que haíia juego con el mismo y por debajo de esta una playera blanca. 

Pocos minutos más tarde estaba listo para salir, cerró la puerta de su departamento y tomo el elevador. Su restaurante favorito estaba a tan solo unas cuadras, lo mejor era ir caminando. Desde que llego a vivir ahí le encanto ese pequeño local, los dueños eran una familia muy amable, los Ubuyashiki. 

El dueño, Kagaya, era un hombre muy sabio y tenía una voz tranquilizante, además era un hombre muy perceptivo, siempre que Giyuu iba, tenían una charla amena y aunque no le mencionaba nada sobre el pasado, Kagaya siempre le decía que tenía que perdonarse a sí mismo y empezar una nueva vida, alguna vez logro hacerlo lagrimear. No solo el gentil hombre mejoraba sus visitas a aquel lugar, su esposa Amane, que lo ayudaba con su negocio y sus hijas e hijo siempre lo atendían de la mejor manera posible y aunque no hablaban mucho les tenía gran respeto a todos.

Sin darse cuenta ya había llegado al establecimiento; al parecer, todavía estaba algo distraído. -Buenos días Giyuu- el señor Ubuyashiki, siempre se alegraba de ver al joven y le recibía con gran alegría, lo veía como un hijo -Buenos días, señor Ubuyashiki- le contesto con la misma dicha -Veo que no dormiste muy bien otra vez, tienes que cuidarte mejor mi niño ¿quieres lo de siempre?- a Tomioka aún le sorprendía, no solo su habilidad de  saber ese tipo de cosas, sino también el trato paternal que le mostraba -Lo de siempre está bien, y prometo cuidarme mejor- esto hizo al ojiazul sonrojarse un poco por la vergüenza, ya que se sentía como un niño pequeño que debía ser constantemente cuidado.

-¿Tienes planes para hoy Giyuu?- pregunto Kagaya mientras cocinaba unos filetes de salmón y rábano -Pues, a las cinco una amiga va a recogerme e iremos a una boda- el olor del salmón era exquisito Giyuu ya lo estaba saboreando - me alegra que vallas a salir, intenta divertirte mi niño, y ¿de quién es la boda?- Giyuu volvió a sonrojarse - la verdad no sé, solo me invitaron como acompañante- Kagaya se quedó unos segundos en silencio y luego soltó un risita, debido a la divertida situación  -ya veo, bueno aún así intenta distraerte un poco y pasarte la bien- se dio la vuelta y puso sobre la mesa un plato con el salmón que traía encima los rábanos, y aún lado de este colocó una taza de té.

Giyuu pudo disfrutar de una deliciosa comida y buena compañía. Al terminar, agradeció la comida, pago y se despidió. Eran las 11:26 a.m., todavía tenía demasiado tiempo, se quedo pensando unos minutos en que hacer, "creo que ya no tengo detergente y el papel de baño ya se me está acabando, además se me antojan unas papas" con esas palabras en mente el azabache decidió ir hacer compras. 

Algunas horas y pendientes después, ya eran diez para las cuatro, Shinobu llegaría pronto. Giyuu regresó a su departamento y se dio otro baño, había sudado bastante, además le gustaba bañarse antes de ir a cualquier evento.  

Para cuando había terminado de alistarse el reloj marcaba las 4:58, Shinobu le llamó para avisarle que llegaría en cinco minutos. Y dicho y hecho, a las 5:03 la mujer, ya estaba esperándolo en la entrada. -Te ves bien Giyuu, aunque ya estoy acostumbrada a verte de traje- la ojivioleta sonrió después de ese extraño saludo -Tu también te ves muy bien Shinobu- llevaba un vestido largo, de un morado que combinaba con sus ojos, y un collar y unos aretes de plata que realzaban su belleza -Gracias ¿qué te parece si ya nos vamos?- Giyuu asintió y subió al auto.

-Y dime ¿de quién es la boda y porqué quieres que yo vaya contigo?- pregunto Tomioka, de forma seria pero no grosera, ni mostrando disgusto o enojo; sin quitar los ojos del camino, la joven puso una sonrisa triste -es de un amigo que solía ser muy cercano a mí, pero la verdad no quería ir sola porque...-se quedó callada y dio un suspiro -él y yo éramos amigos en la prepa, nos llevábamos muy bien dese que nos conocimos, y cuando su madre falleció nos empezamos a acercar aún más y me empezó a gustar- Giyuu estaba realmente sorprendido y no pudo evitar poner una cara que lo demostraba -nunca le confesé mis sentimientos y luego, nos separamos un poco por la universidad- continúo la mujer - una de las veces que nos vimos me dijo que tenía pareja y así fue como perdí aún mayor contacto con él por muchos años, hasta que hace un mes me llamo para invitarme a su boda- si bien Giyuu no había pasado por esa situación, entendía bien la sensación de no poder estar con quien amas - la verdad nunca conocí a su pareja, ni siquiera sé cómo se llama; pero no quería ir sola todavía lo amo, por eso te pedí venir conmigo- miro a Giyuu y este le ofreció una cálida sonrisa - me da gusto que confiaras en mi para invitarme y contarme. Y si en algún momento te sientes mal, nos iremos lo más rápido posible - las palabras que su amigo le dijo la hicieron sentir mejor y soltó una pequeña risa -gracias- 

Alrededor de media hora después Kocho detuvo el auto -llegamos- ambos amigos bajaron del auto. Habían llegado a una casa, que, a pesar de estar bardeada, se alcanzaba a ver lo grande que era. La mujer saco su celular para hacer una llamada, la cual fue contestada enseguida -Kyojuro, ya llegué ¿me puedes abrir?- algo muy divertido de esta situación fue que Shinobu no tenía el altavoz encendido, pero aún así se pudo escuchar la emocionada y gruesa voz de un hombre que decía "ya voy".


○La persona que aún amo○ GiyutanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora