La familia Kim, dotada con talento, posesiones y sobretodo belleza de parte de sus cuatro hijas. kim Jennie, Lalisa, Jisoo y Roseanne. La época casamentera llega para las cuatro; todas son comprometidas, menos la segunda de todas, quien al ser extre...
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El dulce cántico de los pájaros cantaban por la mansión de los Kim, sirvientes por aquí y por allá, vestidos y damas de compañía, corsés y maquillaje que era aplicado en las pálidas mejillas de tres jovencitas, que gritaban a los cuatro vientos emocionadas, por conocer a sus futuros esposos.
-. ¡No lo puedo creer!- La más pequeña de cabello pelirrojo y ojos grandes corría de un lado a otro, mientras era observada por su hermana mayor.- ¡Dina! Ven por favor, te necesito. - Su dama de compañía corrió a ella como si su vida dependiera de aquello y al verla tirada en la alfombra y con sus zapatos en las manos, la miró haciendo puchero.
-. ¿Si, señorita?- Preguntó y tragó duró.
-. No...puedo colocarme mis zapatillas, ¿Podrías...- Su hermana se acercó y sonriendo le susurró a Dina.
-. Ve abajo Dina, seguramente mi Madre te necesita, yo me encargo de esta malcriada. - Asintió y salió despavorida. Jisoo giró hacía su hermana y molesta se agachó recogiendo su vestido en el proceso, para que no se llenará de polvo.
-. Eres una perezosa, mira que llamar a Dina para colocarte tus zapatillas. - Alegó y esta miró hacía otra dirección, sonrojada.
-. Tú ya la conoces Jisoo, ella ama que todos hagan todo por ella, solo por que es la menor.- Roseanne molesta mencionó y siguió peinando su largo cabello rubio.
Lalisa, tiró entonces la almohada en su cabeza, haciendo que esta se despeinara. Roseanne giró su cuello y con mirada asesina se levantó.- ¡Eres una!- Entonces, Jisoo se levantó luego de atarle los zapatos a su hermana y tomándolas de las orejas las llevó a la cama. Mientras chillaban de dolor.
-. Por favor niñas, ya tienen dieciséis años, tienen que dejar de ser unas inmaduras. Pronto serán dueñas y señoras de su hogar, deben respetarse y mostrar que ya son lo bastante maduras para eso. - Ambas se miraron entre sí y rápidamente se abrazaron.
-. Perdóname Lisa.- Apodo que solo sus hermanas y Padres le habían otorgado.
-. No, perdóname tu a mi, Roseanne. Tenemos que ayudarnos, déjame ayudarte con tu peinado. - Sonriendo se acercaron a su mesita con un amplio espejo.
Jisoo suspiró y fijo su mirada a su segunda hermana, quien disfrutaba del Show, mientras leía un libro sobre guerra.
Se acercó a su nada femenina hermana y se situó a su lado, tocó su cabello suelto, largo y castaño claro. Caía por todo su cuerpo.
