【5】

841 146 27
                                    

Después de declarar nuestros sentimientos nos volvimos un poco más inseparables que antes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de declarar nuestros sentimientos nos volvimos un poco más inseparables que antes. Te volviste más protector conmigo, aunque al principio nos daba timidez darnos una muestra de afecto, por más mínima que fuera lo pensábamos antes de hacer y a veces hasta me preguntabas si es que podías tomarme la mano. Eras muy respetuoso conmigo. Me mostraste un lado menos formal, uno más relajado donde me compartías tus ridículos pensamientos y pareidolias.

— Esa nube tiene forma de trasero. — apuntaste al cielo con una sonrisa divertida.

Reí divertida por la forma que imaginaste aquella nube, sin embargo, sí parecía un trasero, pero me divertía que pararas de escalar solo para hacer notar esa ilusión.

Habían pasado unos buenos días, diría semanas, desde que declaramos nuestros sentimientos, sin embargo, ninguno de los dos oficializaba o ponía alguna etiqueta en la relación, ante los demás continuábamos siendo compañeros de trabajo o maestro y alumna.

Hasta que llegamos a ese pueblo de casitas construidas con bambú, ¿lo recuerdas? Las señoras eran un amor y tu las evitabas por ser cargosas. Cada que te veían decían que estabas escuálido y necesitabas comer más, gracias a las personas en ese pueblo comenzamos a tener más acercamientos un poco más íntimos. Todos ellos supusieron que éramos pareja por como cuidabas de que yo no hiciera tantas cosas pesadas o como arreglabas los mechones de cabello que se colaban por mi rostro y los acomodabas tras mi oreja, eso era algo obvio, pues gracias a todo eso, nos hicieron compartir la misma habitación con la misma cama.

Esa cama fue una de las más cómodas en las que habíamos estado, era de plumas y se sentía como estar en una nube. Nos quedamos una temporada en ese pueblo por la restauración que te encontrabas realizando.

Las primeras noches cada uno tomaba turno para ponerse el pijama dentro del baño y dormíamos interponiendo entre nosotros una distancia prudente de no contacto físico, pero en las mañanas despertábamos abrazados. Yo siempre despertaba antes que tú y sentirme entre tus brazos con mi cabeza en tu pecho me daba tranquilidad, escuchar tus relajados latidos me daban paz y tu respiración tranquila me daba familiaridad, para no separarme fingía continuar durmiendo, hasta que tú por fin despertabas y decías que ya era hora de ir a trabajar.

Al cabo de unas semanas ya nos daba igual, llegábamos tan cansados que queríamos solo dormir y nos cambiábamos frente al otro y nos acostábamos juntos porque comenzaba a hacer frío en las noches.

— Terra... — me despertaste, miré la hora y aún era de madrugada, tu brazo estaba bajo mi cabeza y nuestras piernas enredadas — ¿Te puedes quitar un momento?

— ¿Qué sucede? — te pregunté sin entender la situación.

— Nada. — gracias a la luz de la luna que se colaba por la cuadrada ventana sin persiana es que noté tu rostro ruborizado, evitabas hacer contacto visual conmigo mirando hacia otro punto de la habitación.

Sin cuestionarme me moví, tú te separaste y rápidamente te metiste al baño, recuerdo que escuché el agua de la ducha y yo no entendía porqué decidiste darte un baño en medio de la noche cuando aún faltaba para que amaneciera. No te esperé y continué durmiendo.

Nos dimos un día libre del trabajo, las personas del pueblo nos invitaron a compartir con ellos y almorzar en conjunto. Luego en la tarde fuimos a recorrer el bosque.

— ¿Terra? — llamaste dudoso, yo iba caminando por delante tuyo así que tuve que voltear a mirarte solo para encontrarte sosteniendo unas cuantas flores, de manera tímida las estiraste hacia mi — Para ti.

Mis mejillas ardían dolorosamente por aquella acción, fuiste tan tierno y romántico, algo que no esperé por completo y algo que jamás me habían demostrado, amor, me lo estabas dando tú.

Fue un detalle pequeño para ti, pero para mí significó tanto.

— ¿Quieres ser mi novia? — preguntaste luego de que yo aceptara las flores.

Asentí aun ruborizada y de manera tímida deposité un pequeño beso en tus labios. Tú me tomaste por la cintura acercándome más a ti y así poder profundizar el beso.

Ibamos cuesta arriba por lo que aun íbamos lento en la relación, pero al llegar a la cima, pensando en que ya estábamos en una planicie recta comenzamos a ir un poco más rápido.

Yo era virgen cuando te conocí, tú después confesaste que también lo eras, fue probable que aquella noche que ni tú ni yo recordamos hayamos perdido la virginidad. Pero nuestra primera y verdadera noche fue inolvidable para mí.

Terminamos la restauración, tú estabas contento y satisfecho con los resultados. Tus ojos brillaban inmensamente ese día y mantenías una sonrisa de par en par. Me abrazabas y besabas continuamente, llenaste mi rostro en besos de felicidad y yo me sentía llena de alegría contagiada por tus emociones.

Me preguntaste si esa noche podíamos tener nuestra primera vez y yo acepté, ya éramos novios, estaba completamente feliz a tu lado, aquellos pensamientos negativos que solía tener sobre mí se apaciguaron solo porque estaba contagiada de tu alegría.

Fuiste tan cuidadoso para quitar mi ropa, me pedías permiso en cada acción, tímidamente yo igual iba quitando tu ropa. Cuando por fin nos teníamos desnudos el uno frente al otro, te posicionaste sobre mí, besaste mi cuello de manera delicada hasta llegar a mis labios, tomaste una de mis manos.

— ¿Puedo...? — no completaste la frase, tus mejillas se encontraban rojas por la mezcla de excitación y vergüenza.

— Sí. — cerré mis ojos esperándote y afirmé aún más tu mano cuando te sentí dentro de mí.

Cuando por fin me sentí lista te pedí ir un poco más rápido.

Llevé mis manos a tu espalda, la acariciaba con cariño recorriendo la longitud de tu piel, tus manos acariciaban mi cintura y tus pulgares mi abdomen, acariciaste mi rostro diciendo que lucía hermosa esa noche. Tú igual lucías guapo.

Cuando ambos llegamos al clímax nos abrazamos, dormimos más juntos que nunca y sin soltar nuestras manos, así fue como despertamos al día siguiente.

Las sensaciones de esa noche fueron tan placenteras para ambos que comenzamos a hacerlo más seguido. Olvidando un detalle importante que cambiaría nuestras vidas.

 Olvidando un detalle importante que cambiaría nuestras vidas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐓𝐞𝐫𝐫𝐚 ❀     |  ʰˣʰ𝐆𝐢𝐧𝐠 𝐅𝐫𝐞𝐞𝐜𝐬𝐬 ˣ ᵒᶜ ᶠᵉᵐ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora