Recuerden que el maratón comienza en el capitulo 13. Si por algún error entraron a este primero, vuelvaaaaan. Sino SPOILER.
Capítulo 16.
{Un secreto, una verdad y una mentira.}
Azucena.
Ese día ninguno de los dos salió de la biblioteca. Russell se quedó conmigo mientras yo lloraba, no hablaba solo llore y llore. Hasta que la cabeza me dolió, y sentía los parpados pesados e hinchados.
— Creo que deberíamos irnos, ya es la hora de la salida — hablo después de varias horas de silencio. — Si no quieres ir a tu casa, puedes venir a la mía. Podemos ignorar al mundo por hoy, y mañana ves que hacer.
Tengo mi cabeza hecha un desastre. No quiero que él siga viendo este lado mío. Esta Azucena quebrada y rota.
— Quiero irme a casa — murmure. Me levante e hice el intento de agarrar mi mochila. Pero luego recordé que estaba en el aula y me dio aún más rabia.
Pensé en dejarla ahí, pero esa sería la segundo mochila que pierdo en menos de cuarenta y ocho horas. Y seria demasiada estupidez humana.
— Voy a buscar mi mochila — dije en un tono bajo.
No quería ser una mierda con Russell, pero esto era demasiado para él. Ya tuvo problemas antes y si el idiota de Isaac lo acusa es muy probable que lo expulsen y todo por culpa mía. Por mis mierdas, por mi drama y por esas fotos asquerosas.
Sentí mis ojos humedecerse, y como el nudo en mi estómago se hacía más grande. Esas malditas fotos, nunca iban a desaparecer. Alguien seguro le saco captura, las compartieron y ahora están por todo internet.
Y eso tampoco es justo para Russell, una cosa es defender me por algo que solo dos personas vieron y otra cosa es tratar de justificar mis fotos. En donde se ve mi maldita cara...
No entiendo quien las publico o como mierda las consiguieron.
La cabeza me latía con fuerza, quiero dormir. Dormir y no despertarme nunca más.
Al llegar al aula, esta estaba vacía. Mi mochila y la de Russell estaban en sus respectivos bancos. Escuche a Russell entrar.
— ¿Qué sucede Azucena? — mi nombre completo, no ese apodo molesto.
— Nada, solo quiero...— suspire mientras tomaba mi mochila. Me di vuelta y lo mire, esos ojos cafés que tanto me gustan, no tenían ese brillo de picardía y galantería. Ahora solo mostraban tristeza y confusión. — Quiero estar sola, esto es demasiado. No quiero arrastrarte a mi mierda.
Me tomo suavemente por los hombros.
— Dios santo Azucena. No me dejes afuera no así.
Ese puto nudo en mi garganta no me dejaba hablar, pero junte las pocas fuerzas que me quedaban.
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Mí chico
Teen FictionAzucena tiene la vida perfecta. Padres que la aman, amigas perfectas, buenas notas, un talento musical y deportivo de primer nivel. Al parecer todo en su vida va bien. Pero cuando todo va bien, muchas personas empiezan a envidarte. Comienzan a tene...