Capítulo 10.
{Mirando la noche caer.}
Azucena.
Mi vista estaba enfocada en la foto. Mis pensamientos giraban en torno a lo que Russell había dicho.
No recuerdo mucho de esa foto, si soy sincera no me acuerdo de Russell. Pero no puedo creer que él haya sido ciego.
Me giro para verlo, sus dedos siguen apretando los míos.
¿Cómo puede ser que ahora vea? ¿Se operó? ¿Nació así o fue un accidente?
Creo que mi cara delataba mis pensamientos, porque endureció su rostro acto seguido soltó mi mano. Por un segundo pensé que la había cagado, pero descarto esa idea cuando su mano acaricia mi mejilla.
— Te prometo que te contare todo, pero tienes que dar una clase. Y yo soy tu ayudante.
Si antes estaba confundida, ahora lo estoy más. Y no es solo el hecho de que me está tocando y eso nubla mi juicio.
— ¿Qué?
Él iba abrir la boca para decir algo. Pero un niño nos llama. No me había percatado, de mi madre ya se había ido y quedaban los niños jugando con los instrumentos. Tal y como yo los había dejado, antes de que Russell entrara.
— ¿¡Profe Ru!? — pregunta con su voz aniñada.
— Si, Tomi, soy yo. — responde mirando hacia abajo.
Miro a los otros niños, todos siguen en sus actividades. Russell se agacha para que Tomi, toque su cara. Este le sonríe.
— Sabes, que ahora hay una seño nueva. Es linda —dice el pequeño, estira la mano. Así que me agacho a su lado, dejando que toque mi cara. Tomi es el niño más grande del grupo, por lo que veo. — su cara es suavecita. — su mano deja mi cara.
Cruzo miranda con esos ojos marrones que me ponen nerviosa. Sentía que mi cara estaba completamente roja.
— Si es muy hermosa, la seño — dice él.
Él pone su mano en mi cara, su palma cubre mi mejilla y su pulgar rosa con suavidad mi labio. Inmediatamente siento un cosquilleo en mi vientre, intento luchar contra mi impulso de besarle el dedo. Pero no lo logro, luego beso su palma. Veo como el pecho de Russell se mueve agitado.
— ¿Profe trajo la guitarra? — pregunta Tomi sacándonos de nuestra burbuja.
— Si claro — retira su mano de mi cara. — vamos así tocamos algo. ¿Recuerdas la última canción que aprendimos?
El niño niega sonriendo.
—No importa, la aprenderemos de vuelta.
Ambos nos paramos, el para buscar su guitarra y yo para seguir con lo mío. Siento su mano en mi cintura, su boca se pega a mi oído.
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Mí chico
Teen FictionAzucena tiene la vida perfecta. Padres que la aman, amigas perfectas, buenas notas, un talento musical y deportivo de primer nivel. Al parecer todo en su vida va bien. Pero cuando todo va bien, muchas personas empiezan a envidarte. Comienzan a tene...