Capítulo 24.{Magia}

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Capítulo 24.

{Magia}



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Azucena.

— ¿Te gusto la cena? — me pregunta Russell.

— Si, me encanto. En realidad toda la cita me encanto.

Caminamos de la mano por un parque, creo que ninguno quiere que esta cita termine.

— A mí me encantas vos.

Me mordí el labio inferior, avergonzada.

— Mmmm mira que no se nota — lo molesto.

Él se frena para mirarme.

— ¿Cómo qué no?

— Nop — respondí con una sonrisita. La cual creció, cuando se colocó al frente mío, puso sus manos en mis mejillas y se inclinó para besarme.

Pero justo antes de que sus labios me rozaran, me moví. Russell quedo con la boca como si fuera un pato, y con los ojos cerrados por un segundo. Los abrió y vio que no estaba a su alcance, frunció el ceño confundido.

— ¿No me quieres dar un besito? — pregunta haciendo un puchero.

— Si quiero. Pero si vos me lo querés dar, atrapa me — dije justo antes de salir corriendo como loca.

Por suerte el parque estaba casi vacío, así que no me importo correr como loca. Mientras él me perseguía. Sabía que me estaba dando ventaja, pero no me importo.

Seguí corriendo hasta lo que sentí atrás mío, de un salto me escape hasta el tobogán.

— ¡Eso es trampa! — se quejó.

Solté una carcajada, mientras trepaba la escalerita. Casi me caigo, maldito zapatos, me di vuelta y no lo vi por ningún lado. Me siento y me tiro por el tobogán justo, cuando lo veo aparecer al final del mismo. Con sus brazos extendidos.

— Nooo — grite, intentando frenarme pero no pude.

El tonto, me atrapo en sus brazos.

— MUAJAJAJA — dijo como un villano malvado—. Te atrape.

Intente zafarme, pero por la risa no podía. Hasta comenzó a dolerme la panza de tanto reírme.

Russell comenzó a atacarme a besos, primero en toda la cara. Frente, nariz, mejillas hasta mis orejas. Para luego besarme el mentón y por último los labios.

Sus besos me desarmaban y me volvían a armar. Una y otra vez, es como si fuera un rompe cabeza interminable.

Enganche mis manos en su cuello, para atraerlo más a mí. Necesitaba seguir besándolo, seguir sintiendo su calor junto al mío.

Mí chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora