15.

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Jungkook merecía un trofeo por el nivel de autocontrol que tuvo esa noche.

Las horas fueron eternas entre los quejidos y gemidos de Taehyung pidiendo por él y el olor a flores y almendras que lo tenía sufriendo, más cuando debía entrar a la habitación a revisar que todo estuviese en orden o atender un poco con mimos al menor para calmar su agonía. El lugar estaba impregnado del olor, tanto, que sentía un poco de mareo.

Nunca lo había visto tan vulnerable, tan dócil. Todo lo que quería su lobo era unirse a él, marcarlo, entregarse y recibirlo también, que sus corazones dependieran del otro durante el resto de su existencia.

Pero debía hacer las cosas bien, la lucha con su lobo fue agotadora, pero no le permitió ganar. Había esperado tantos años por él, no lo arruinaría ahora, mucho menos se aprovecharía del celo de Taehyung para lograr cosas de las que luego se llegase a arrepentir.

Con un suspiro y echándole la última mirada al lobo que yacía en su cama, en un pequeño nido que él mismo había hecho con su ropa, cerró la puerta de la habitación con los platos del desayuno que Taehyung había terminado y fue a recoger el desastre que había en la sala.

Buscando distracción, había adelantado algunas grabaciones del proyecto del que hablaba Taehyung. Moría por terminar para poder mostrárselo, aunque ya había algo que debía mostrarle.

Aunque las cosas no salieron como planeó, aunque estaba trasnochado y cansado, también estaba complacido. Había dado todo de sí mismo cuidando a Taehyung, sintió placer al hacerlo, y claro, también al saber que lo que el menor necesitaba era a él.

Se deleitó con sus sonidos, con su olor, acariciando su rostro para calmarlo y dándole pequeños besos en el rostro para saciar un poco su sed.

Kim Taehyung era arte.

Logró quedarse dormido un par de horas en la alfombra del apartamento, despertó de golpe caminando hacia la cocina y empezando a preparar algo para comer. Taehyung necesitaba alimentarse de buena manera, debía estar agotado.

Con la mesa pequeña frente al sofá llena de pequeñas preparaciones, incluyendo Japchae y frutas, Jungkook decidió despertar a Taehyung para que compartieran el almuerzo.

Se sorprendió al ver al menor despierto, aún entre la ropa y las sábanas, pero sonrió al verlo más calmado, parecía haber recuperado el control.

"Estás despierto, principe." Sonrió, acercándose despacio. "¿Puedo entrar a tu nido?" El menor asintió con una sonrisa, aún parecía un poco débil para hablar. Se sentó en el borde de la cama, sin entrar mucho entre las telas, más por su bien que por el de Taehyung. "El almuerzo está listo, es hora de comer, pero debes salir de aquí." Las orejitas de Taehyung se movieron hacia abajo, acompañando un adorable puchero. "No puedes pasar todo el día tirado, Omega, vamos."

A regañadientes, Taehyung se quitó las cobijas de encima, estirando los brazos para Jungkook para que lo llevara en brazos.
Con cuidado lo sacó de la cama, dándose cuenta de inmediato de que La Luna de verdad lo consideraba su mejor guerrero.

Había un gran charco de fluidos en sus sábanas y parte de la ropa que Taehyung había tomado para el nido. Desprendían el olor del omega con cualquier pequeño movimiento y el menor que ahora rodeaba con sus piernas su cintura, solo vistiendo sus bóxers y una camisa de Jungkook, tenía  exactamente su ropa interior húmeda y su cola empapada.

Mierda, mierda, mierda.

"Principe..."  Llamó, casi en un jadeo. El menor gruñó un poco en su cuello, abrazándose más a él "Creo... Creo que necesitaré llevarte al baño primero, ¿Puedes asearte solito?" Bufando, pero resignado, el Omega asintió. "Gracias, cariño."

Y así lo hizo, estando ya limpio se cambió la ropa interior por una de Jungkook y se colocó esta vez una camisa que siempre le había gustado verle al mayor, pero que a él le quedaba considerablemente grande.

Fue alimentado sentado entre las piernas del Alfa, recibiendo mimos, halagos, apodos bonitos y grandes cantidades de su comida favorita. Se sentía en el cielo.

"Gracias por cuidar de mí, Hyung." Susurró recostado sobre su pecho, escuchando cómo el corazón del mayor se aceleraba un poquito y luego la vibración por una pequeña risa. "Gracias, Alfa."

"No agradezcas, precioso." Respondió acariciando sus orejitas con cariño. "Este es mi destino, Omega."

LITTLE MOON. [KOOKTAE- OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora