LITTLE MOON. [KOOKTAE- OMEGAVERSE]

26.

Condenadamente atractivo.

Así lucía Jungkook con el moño desordenado sobre su cabeza, lentes de estudio y un lápiz entre sus labios mientras tocaba algunos acordes en la guitarra. Estaba concentrado en intentar plasmar la melodía que tenía en la cabeza pero no era capaz de sacar en el instrumento.

Un aroma conocido para él llegó a sus fosas nasales, robando toda su atención de inmediato. Taehyung lo miraba sonriente desde la entrada del apartamento, se veía tan hermoso que quiso comérselo a besos ahí mismo.

"Mi sol, mi vida" Yoongi gritó a los cuatrovientos arrancándole la comida de las manos a su novio y dejando un beso en sus labios. "Eres el mejor novio del mundo."

"¿Sólo por la cena?" Preguntó el risueño Omega.

"Y por el postre, precioso." Le guiñó un ojo, ganándose un pequeño empujón mientras se iban a la cocina a servir lo que habían traído.

Taehyung no se movió de su lugar hasta que vio una mano estirada hacia él. Obedeció sin prisa al llamado silencioso de Jungkook y fue empujado sobre sus piernas, sentándose donde antes estaba la guitarra. El mayor inhaló profundamente cerca de su cuello, abrazándolo, y finalmente dejó un pequeño beso sobre el hombro del menor.

"¿Por qué no me dijiste que vendrías?" Preguntó, su voz sonando rasposa por el tiempo que llevaba sin hablar.

Taehyung sonrió.

"Quería sorprenderlo, Hyung."

"Te extrañé, bonito." Susurró, su aliento pegando en la mejilla del otro. "Ya quería verte."

Intentando disimular el efecto de las palabras de Jungkook sobre él, Taehyung se levantó de su sus piernas y se sentó a su lado, mirando las hojas desparramadas sobre el piso.

"¿Cómo van las cosas?" Preguntó con genuino interés. Le gustaba mucho escuchar los trabajos de sus mayores, eran muy talentosos. Jungkook arrugó su nariz, un poco disgustado.

"A medias, digamos."

"Es que eres muy perfeccionista, Hyung."

"¿No te gusto así?" El sonrojo de Taehyung hizo acto presencia nuevamente, Jungkook rió. "Siempre intento entregar lo mejor que puedo por dos razones; primero, porque amo esto, es mi música y quiero que se valore mi talento y mi trabajo, así como mis sentimientos a través de ella."

"¿Y segundo?"

"Por ti."

"¡Hyung!" El Omega golpeó al mayor, no soportando más el calor en su rostro y la vergüenza.

"Es cierto, eres el primero en escuchar lo que hago y es realmente tu opinión la que me importa, así que me esfuerzo bastante para que recibas lo mejor de mí."

Entonces Taehyung recordó aquél vídeo que el mayor había borrado, y una leve molestia se instaló en su pecho. Inconscientemente cruzó los brazos, mordiéndose la lengua para no decir nada que delatara su furia respecto al tema, pero al final no pudo contenerse.

"¿Y el vídeo que eliminaste aquella vez? Nunca lo había visto, ¿Para quién era?"

"Entonces sí estabas celoso." Se burló Jungkook, pellizcando sus costillas. Taehyung le dió un manotazo huyendo de él. "Ven, bebé, no era nada."

"Pues sí vi que tenías la guitarra, y yo nunca vi ese vídeo. Supongo que no soy el primero en escucharlo todo, y mucho menos el único."

"Pero, cariño..."

"¡La comida está lista!" El grito de Yoongi los hizo dejar de lado la conversación, él y Jimin traían varios platos a la mesa, quitando algunas cosas que estaban fuera de su lugar.

Taehyung sonrió por la actitud de su mayor. Yoongi era bastante silencioso e introvertido la mayoría del tiempo, menos cuando Jimin estaba su alrededor. Incluso Jimin podía llegar a ser menos ruidoso que él cuando estaban juntos.

Decidió ignorar un poco la tristeza tonta que sentía por el tema pendiente que tenía con Jungkook, disfrutar del amor de sus amigos y así mismo, de la cena.

Jungkook se sintió un poco herido, pero eso sería un tema que hablaría más tarde con Taehyung. Si bien no había pasado mucho tiempo desde que empezó a mostrar serias sus intenciones de tener una relación, sí se había dado cuenta de las dudas de Taehyung respecto a eso, y era un problema; las dudas durante el cortejo eran peligrosas, no se podía construir una relación sólida si durante ese tiempo habían dudas.

El sólo pensar en que aceptara ser  marcado y que esas dudas aún existieran lo hacía sentir miserable, porque los daños serían irreparables.