Capítulo 13 - El rescate

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"Creo que he aprendido que la mejor manera de levantarse uno mismo es ayudar a otra persona" - Booker T. Washington

Avanzo por los pasillos intentando ser lo más silenciosa que puedo; son las dos de la madrugada y todos en la casa duermen, acunados en los brazos de Morfeo.

"¿Qué estás haciendo, Alex? ¿Estás loca?" Yokai me recrimina con insistencia, intentando que vuelva sobre mis pasos, de nuevo a mi cómoda habitación.

- Voy a averiguar la verdad - Ando con cuidado sobre los escalones, intentando que la madera, un tanto carcomida por los años, no cruja bajo mis pies -. Y voy a ayudarte.

"No sé qué piensas hacer exactamente. No eres ninguna heroína, por si no lo sabías".

- Eso no lo sabes - contesto, deseando que deje de molestarme por un rato.

"¿Acaso tienes un plan?"

Me mantengo en silencio, esperando que pille la indirecta y se calle de una vez.

"Te vas a meter en problemas..."

- ¿Desde cuándo te importa lo que me pase?

Está a punto de contestar cuando un carraspeo divertido nos pilla por sorpresa, haciendo que ambos nos pongamos en guardia. En mi mente ya voy buscando alguna excusa que contar.

- ¿Creías que no sabía lo que pensabas hacer?

El pelo de Luna parece brillar como una hoguera en la noche, está más radiante que nunca. A su lado, James abre la boca de par en par para mostrar una gran sonrisa que, sorprendentemente, hace que consiga relajarme en esa situación.

- ¿Qué hacéis aquí?

- Luna me ha contado todo - Explica el muchacho -. Así que le he dicho que, como amigos que somos, si no podemos evitar que cometas una estupidez deberíamos cometerla contigo.

Algo dentro de mí está a punto de romperse y siento que voy a echarme a llorar de emoción en cualquier momento.

- ¿Vais a ayudarme a sacarlo?

- Si no puedes con ellos, únete a ellos.

El grifo se abre y empiezo a llorar. Ni siquiera sé por qué estoy llorando, y eso me hace sentir tremendamente estúpida.

- Gra... gracias, chicos -. Entre sollozos, me acerco a ellos y les abrazo.

- Vamos, vamos, que no tenemos toda la noche.

Sonrío y las lágrimas empiezan a amainar. Veo cómo empiezan a alejarse, bajando los escalones que llevan al sótano, y me siento más segura que nunca.

- Tenías razón, Yokai. No soy una heroína, pero junto a ellos puedo serlo.

Es curioso cómo la vida puede cambiar en unos instantes. Hace pocos meses era una chica normal, preocupada por salvar los exámenes y pasar de curso, ahora estoy en un sótano a miles de kilómetros de mi hogar salvando a mi mejor amigo, sin estar segura todavía de si debo creerle o no. Me he acostumbrado tanto a este tipo de vida que me parece mucho más normal esto que lo que tenía antes, o por lo menos más interesante.

Finalmente los tres nos encontramos al final del pasillo, frente a la última habitación, allí donde nuestras vidas van a cambiar para bien o para mal. Respiro hondo e intento abrir la puerta, pero está cerrada con llave.

- Mierda, no había caído -. Me reprocho a mí misma el no haber pensado en ese detalle.

El tintineo de algo metálico hace que me gire para ver a una exultante Luna balanceando un manojo de llaves con una sonrisa de oreja a oreja.

Outsiders (en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora