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Me tumbé en mi cama, mirando al techo mientras recordaba los cálidos labios de Ian sobre los míos. Sonreí, una sensación de calidez llenó todo mi cuerpo. No sé lo que somos. No sé si quiere algo más que una amiga, o si simplemente está confundido.
El ritual matutino sigue siendo el mismo: despierto a los chicos, desayuno rápidamente y me visto. Me puse unos pantalones cortos de mezclilla, una camiseta blanca de tirantes suelta y una chaqueta de puntos azules, y combiné mi atuendo con unas sandalias. Me recogí el pelo en una cola de caballo desordenada y cogí unas gafas de sol antes de bajar las escaleras.
-Oye Lis, ya que Elliot se ha ido hasta el miércoles, ¿podemos hacer una fiesta?-preguntó Max.
Miré al conjunto de gemelos sonrientes, poniendo los ojos en blanco.
-No.
Los dos chicos suspiraron, murmurando insultos en voz baja mientras entraban en el salón. Me reí, mirando a Cody con una sonrisa.
-Oye, hoy voy a casa de Mandy antes del trabajo, y después de mi turno puede que no llegue a casa hasta las tres o las cuatro. Así que no dejes que los gemelos den vuelta la casa, ¿vale?-pregunté con una mirada suplicante.
-¿Desde cuándo sales con Mandy?-preguntó Cody, con la voz tensa.
-Desde que golpeaste a su hermano-bromeé. Cody puso los ojos en blanco, dando otro mordisco a sus cereales.
-¿Pero seguirás cuidando a los chicos esta noche?.
-Ugh, está bien. Tienes suerte de que te quiera, si no, definitivamente no me quedaría en casa para vigilar a esos idiotas.-Contestó Cody.
Sonreí, dándole a mi hermano un beso en la mejilla antes de salir por la puerta trasera.
El paseo hasta la casa de los Milkovich duró menos de un minuto, y pronto estuve en el interior del dormitorio de Mandy, tumbada en su colchón.
-Entonces, ¿te gusta?.
Mi cabeza se levantó, mirando a la chica con cara de desconcierto.
-Eh... ¿de qué estás hablando?.
-¡Ian!.- exclamó Mandy.
-¿Qué? ¿Dónde has oído eso? Sólo somos amigos.-Respondí.
-¡Me contó lo del beso! ¿Besar a dos Gallaghers en menos de 48 horas? Eso es bastante impresionante si me preguntas.-dijo Mandy, cruzando los brazos. Me sonrojé, metiendo la cara en uno de los muchos cojines decorativos.
-No puedes decírselo a nadie. Ni siquiera hemos hablado desde entonces, ni siquiera estoy segura de que hayamos resuelto nada todavía. Diablos, ni siquiera estoy segura de lo que pienso sobre toda la situación todavía.- dejé caer la cara entre las manos y un suspiro exagerado se escapó de mis labios.
-¡Eh, Lis, no te preocupes! Estoy segura de que pronto lo resolverás todo.- me tranquilizó Mandy. Me puso una mano en el hombro y me abrazó. Sonreí y la rodeé con mis brazos, sintiéndome mejor al instante. De repente, se levantó de mis brazos y saltó junto a mí en su cama.
-¿Y cómo fue?- preguntó Mandy, intrigada. Me sonrojé, cubriendo mi cara una vez más.
-¡No voy a responder a esa pregunta!.
-¡Oh, vamos! Eres la primera chica a la que Ian Gallaghers ha besado voluntariamente. Apuesto a que fue caliente.-se burló Mandy.
Puse los ojos en blanco, levantándome de la cama con la almohada todavía en mis manos.
-Necesito usar el baño. ¿Dónde está?.
-Probablemente es la única puerta abierta en el pasillo, la encontrarás.
Asentí, lanzando la almohada a Mandy antes de salir al pasillo. Al contrario de lo que creía Mandy, no había ninguna puerta abierta en el pasillo, por lo que tuve que intentar encontrar el baño yo misma.
Abrí una vez la puerta y vi un dormitorio destrozado sin nadie dentro. La cerré rápidamente y me dirigí a la siguiente puerta. Puse la mano en el pomo de la puerta y lo giré lentamente. Abrí la puerta de un empujón y un grito ahogado se escapó de mis labios.
En medio de la habitación había dos figuras.
Ian y Mickey.
Besándose.
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