Aún estábamos lejos de llegar a la tierra que divisábamos, cuando de pronto, vimos y escuchamos un helicóptero acercarse para acabar abordando el yate en el que ambas habíamos pasado días aterradores.
Al finalizar el día, ya todo había terminado. Ambas narramos nuestras declaraciones y con un poco de ayuda legal, nos libramos de cualquier cargo proveniente de aquel hecho sangriento. Al día siguiente, para mí todo había vuelto a la normalidad, recuperé el empleo cuyos malentendidos me habían arrebatado, despedí a mi hermana deseándole lo mejor en su pospuesta luna de miel y viví fingiendo que nada había pasado, claro que de vez en cuando, el recuerdo de lo que fui capaz de hacer para sobrevivir aparecía para carcomer mi mente. Tuve que mantenerme ocupada y así darle una dosis de engaño a mi mente.
Al cabo de una semana me reencontré con la chica en un restaurante extranjero donde me contó sus planes de viajar para calmarse un poco. Nuestro caso había sido transmitido en televisión, fue tal el impacto que docenas de entrevistas me fueron solicitadas, algo en lo que no quise involucrarme, pues había acordado con la chica no repetir la historia. Supe entonces que sus acciones pasadas la habían estado siguiendo al igual que a mí y por ello, no pudo dar más de una entrevista en donde tan solo logró responder una pregunta para luego echarse a llorar, fue algo que en poco tiempo se hizo viral y todos comenzaron a investigar lo que pudiesen para conocer la historia completa, una historia que me hubiese gustado no haber oído... Con tanta atención sobre la chica, no pudo evitar generar lástima y empatía, hasta el punto en que todos hablaban de ella y se regocijaban de sus donaciones.
Me parecía que no era una situación que pudiese ayudarla a mejorar su actual estado decadente, por ello comprendí con facilidad su apresurada decisión de marcharse y me conmovía el ser tomada en cuenta para esa información.
— Espero que halles paz a donde sea que vayas — Dije dándome cuenta del aprecio escondido que tenía por la chica
— Te agradezco por ser la única persona que me ayudó de verdad — Dijo con un tono de tristeza — Quisiera que nos mantuviéramos en contacto, si no te molesta — Comenzó a sentirse nerviosa — No quiero verme obsesiva como los tipos que me raptaron...
— No tienes que explicarte — Tuve que interrumpirla antes de que sus nervios empeoraran — Mantengámonos en contacto ahora que somos amigas — Sonreí para calmarla
La chica me observó en silencio como si le hubiesen sorprendido en gran medida mis palabras.
— Está bien — Pronunció la chica y luego... sonrió
Desde aquel día en que recibí el destello de su sonrisa, no he podido dejar de pensar en lo distinta que se veía y en las sensaciones que transmitía, fue entonces cuando, tras recibir varios clientes, pude compararlos y concluir que existen víctimas acorraladas por tanto tiempo que acaban convirtiéndose en victimarios, espero que este no sea el caso y las noticias prontamente recibidas traigan consigo sonrisas reales y no dotadas de sufrimiento o falsedad.
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A la Deriva
Historia CortaLuego de beber hasta la inconsciencia, una joven se despierta en un yate desconocido en el que tendrá que mantenerse alerta ante las posibles amenazas que enfrentará.