El reencuentro (Él)

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De anoche me acuerdo de poco, si lo intento pensar me duele la cabeza un mogollón, odio las resacas; pero sé que no estoy en mi casa, este no es mi colchón ni mi pijama. Me duele todo el cuerpo y puedo oír a mi madre llorar con mi hermana consolándola; puedo distinguir a mi padre por su silueta corpulenta de levantar muebles de mudanzas. Entonces caigo en la cuenta; estoy en el hospital, oigo poco del cansancio pero me entero de palabras sueltas que me dice el doctor aunque paso de escuchar sus tecnicismos entiendo que me ha dado un cólico y que me han hecho una limpieza de estómago. Cuando por fin se va, mi madre me ignora a pesar de estar aquí por mí, mi padre me mira negando con la cabeza y mi hermana me pregunta: ¿Por qué lo has hecho? ¿No aprendiste de la última vez? Me siento súper avergonzado, tiene razón porque no es la primera ni la segunda vez que me pasa... Me paso el día tumbado sin decir nada para no cagarla más de lo que ya he hecho. Por la tarde sobre las seis y media estoy solo en la habitación, mis padres se han tenido que ir a trabajar y mi hermana está en clase de inglés asique decido ponerme a hablar por el móvil ya que tengo todo el tiempo que quiero ya que al parecer voy a tardar un par de días de allí. De repente la puerta se abre tímidamente sin avisar y se puede diferenciarla silueta de una chica hermosa, su rostro me es muy familiar... ¡Era Bea! ¡Beatriz Diefoa! No me lo puedo creer.

Sus ojos de color canela y su pelo rubio brillan a la luz del sol. Su rostro estrellado de pecas me mira con mucha intensidad, aun siendo su mejor amigo no soy capaz de reconocerla, parece una extraña en mi vida. Está muy cambiada desde la última vez que la vi; ya no tenía la cara de niña que todos adorábamos ni esas manos ágiles y chiquititas que tanto me gustaba coger; sus mejillas redondeadas de habían convertido en unos preciosos pómulos de chica madura. La voz era más dulce que nunca y seguía siendo igual de divertida que cuando éramos pequeños. A pesar de que intentaba que no se notase parecía un estúpido... ¿Cómo pude dejarla ir? Fue una tontería. Creo que no ha habido día en el que no haya pensado en ella, en su sonrisa, en sus confesiones de cuando no le iba muy bien, éramos un gran apoyo el uno para el otro.

Sé que vino por pena, porque sabe que lo estoy pasando mal, que quiere ayudarme pero lo único que hace es liarme a la cabeza. Puede ser un apoyo muy grande, pero si no se llega a ir nada de esto habría pasado... No habría sido tan estúpido, no me habría juntado con quien no me convenía y no estaría tumbado en el hospital con una vía en el brazo, mis padres no estarían enfadados y separados y mi hermana podría mirarme a la cara sin avergonzarse de mí. Soy un estúpido... Cómo lo pude hacer... No debí ir al parque esa tarde... No debí beber... La lié mucho. Se veía venir pero mis "amigos" no dijeron nada... ¿De qué me escondía? No lo sé, ni siquiera sé que voy a hacer ahora, que les digo a mis padres, no les puedo tener más decepcionados; no como mi hermana, tan perfecta, con sus ricitos rubios que caen en cascada con sus mechas azules y sus mejillas rosadas y sus ojos marrones que se te clavan en el alma y te leen la vida sin problemas para entrar en tu corazón. Qué suerte tiene... y ¿qué me dices de sus notas? Siete nueves, dos dieces y el ocho de sociales... si yo sacase la mitad de lo que saca ella, harían una fiesta; pero no tuve que salir feo y tonto, que no encuentro a nadie que me quiera por como soy porque nadie se acerca a mi por feo. Mis amigas dicen que no que soy muy "mono" pero clase la palabra mono la utilizan para no hacerte sentir retraso. Pero desde cuando un chico con el pelo a lo guash negro como el carbón y de ojos azul oscuro le gusta a alguna chica... Lo único bueno que me veo son los músculos que he conseguido durante estos últimos tres meses de clases porque para el verano tenía que ponerme fuerte para la playa aunque el tiempo me lo haya pasado estudiando recus o bebiendo con los amigos... Pero eso se acabó, ya he de parar, no es bueno para mí, no he de hacer esas cosas... Aunque si ella no se hubiese ido, nada habría pasado, la quería demasiado pero me hizo daño y le hice daño, se iba a ir y yo no hice nada para evitarlo...

Es que soy un inútil, haber si los granos desaparecen de una vez y por fin puedo servir de cantante como Justin Bieber y que todas las chicas corran a escucharme cantar las canciones que yo componga, no las que me digan los manager... ese es mi sueño, cantante... Jaime Mauriel Fieres el cantante del momento está a punto de entrar al escenario para cantarnos su nuevo tema "Super Summer Again Whith You" el hit del momento... Eso sería espectacular, salir con mi batería de madera rematada con marfil a cantar en un escenario con mil personas a la espera de oír mis palabras. Pero creo que eso no va a poder ser porque mi padre quiere que estudie algo un poco más importante en el mundo y mi madre quiere que al menos no sea uno más de los que no pueden con todo el dinero que reciben y que solamente donen lo que les sobra no lo que pueden dar. Dice que una vida simple te lleva a la perfección pero eso es lo que ha escuchado siempre en misa ¿no?: "Y llévalos a la perfección por la caridad..."

Sinceramente estoy deseando cumplir los dieciocho y largarme de casa de una vez, tanto traslado me vuelve loco, que si los lunes y jueves en casa de papá y el resto en casa de mamá, y los fines de semana turnados; y cuando les digo la verdad a los profesores de que el trabajo no lo tenía en la casa en la que dormí esa noche me dicen que tararí que te vi, un suspenso más para la colección, como si no fuesen suficientes.

Un inicio sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora