El reencuentro (Ella)

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Estaba en mi cuarto tranquilamente escuchando mi música, pensando en todo lo que ha pasado en estos dos últimos años; el cambio de cole, la mudanza, los nuevos amigos, haber tenido que separarme de Jaime... No puedo dejar de pensar en él, seguro que es muy guapo y que ha ligado un montón con esos ojazos; y en el cole no le irá mal supongo, yo era su única distracción..."CLONK" El móvil como siempre estorbando en los mejores momentos. Es la madre de Jaime, ¿Qué querrá? Hace mucho que no hablo con ella pero por cómo me ha saludado no parece que esté muy bien, un Hola es muy seco...

-Hola -Holiiis Qué tal todo? Cuanto tiempo!!!! -Si... mucho -Pasa algo? -Sí. Podrías venir a nuestra casa? pero no le digas nada a Jaime por favor... -Claro!! Donde antes verdad? -Sí-Ahora mismo voy xaoo -Muchas gracias de verdad

Me comienzo a arreglar, tengo que elegir muy bien que he de ponerme porque si voy a quedar con alguien que no veo desde vete tú a saber cuánto debo ponerme "mona" como dice mi madre, aunque por mi iba a todas partes con mi sudadera de USTTT. Adoro esa sudadera, creo que me la pongo cada dos días o así... Me siento en mi cama mirando hacia el armario que ahora mismo está abierto de par en par... ¡Odio estos momentos! ¿Y ahora que me pongo? Bueno, cojo el vestido azul que me compraron para la discoteca aunque nunca me lo pongo porque me parece de lo más lindo. Me lo abrocho por detrás y me meto en el baño a pintarme, no hago una obra de arte simplemente por el hecho de que no me da tiempo y me da mucha pereza.

Salgo de casa gritándole a mis padres que vete tú a saber si me han escuchado cuando se lo he dicho, el único que dice algo es mi hermano mayor que con tono irónico me dice "con esas pintas no intentarás ligar ¿no?" y me cierra la puerta después de darme un beso en la mejilla y advertirme de que no vuelva muy tarde para que no nos echen la bronca.

Con mi hermano sí me entiendo, su nombre me sigue haciendo gracia a pesar de que vivo con él desde que le trajeron de la mismísima Rusia. Es que ¿cómo no quieren que no me ría de Julián? Y además el apellido no ayuda; Diefoa... Julián y Beatriz Diefoa los hermanos con los nombres más raros del mundo están a punto de salir en directo en el programa del Gran Hermano... Nooooo esa es la peor realidad que se puede vivir, ese programa mata neuronas y te deja tan tonto que casi no puedes respirar del poco oxígeno que llega.

Ya casi he llegado a su casa, me acuerdo que vivía cerca del centro; Calle Virgen del Romero 23 pero no recuerdo el piso. Es un barrio con todas las casas iguales, no me puedo creer como no me he perdido; me parece alucinante. Cuando entro al portal está la madre de Jaime esperándome, parece muy agobiada y no tardo en preguntar qué le pasa. Ella antes de decirme nada me da dos besos, me comenta que me he hecho muy mayor y que estoy muy guapa y todas esas cosas, pero yo sigo esperando a que me diga que ha ocurrido...

Me pide que entre a su casa y me siento en su sofá, tan mullidito como cuando era pequeña, que recuerdos... Cuántos helados me tomé sobre ese sofá. Ella se sienta a mi lado y me coge de la mano, me pregunta que tal todo pero prefiero insistir en que me cuente qué ha pasado porque sus ojos rojos de llorar no indican lo mejor. Gira su cuerpo un poco para poder verme mejor y me dice:

-Desde que Jaime y tu os habéis dejado de ver todo ha ido a peor, sus notas han bajado muchísimo, ya no es un chico de notables, con suerte aprueba tres. También se ha estado juntando con mala gente-Mi cara es de espanto total, no me lo puedo creer-No sé que voy a hacer con él, me tiene muy preocupada. Su padre y yo nos separamos porque no soportábamos más todo el sufrimiento que causaba.

-¿Y qué tiene que ver el hospital con él?

-Está allí, no sé a qué se dedicó anoche pero no fue nada bueno, supongo que estuvo bebiendo mucho y le ha dado un cólico. Necesito tu ayuda por favor.-Yo sin pensarlo dos veces le respondo que sí, que haré cualquier cosa por hacer que entre en razón y deje de hacer daño a la gente que quiere.

Estoy segura de que el Jaime que conocí hace años sigue allí dentro del nuevo, pero que está muy perdido solo necesita un poco de ayuda para volver a salir y conquistar el mundo como antes.

Cuando entro en el hospital pregunto en secretaría por él, cuando digo su nombre me miran mal y me comenta la chica:

-¿Estuviste con él anoche?-Yo le respondo que no, que soy una amiga de la infancia y que me han dicho que necesita ayuda- Eso es cierto, ese chico está muy perdido...-Me acompaña hasta la puesta de la habitación 358 del segundo piso, pero en el camino me encuentro con su padre, el padre de Jaime, prefiero no decirle nada porque su cara de preocupación es muy grande, igual de grande que su generosidad. Es uno pero de los mejores hombres que he conocido, siempre dispuesto a ayudarte tenga tiempo o no.

Me quedo frente a la puerta, no me atrevo a entrar, tengo miedo pero no sé por qué, entro, no entro, me quedo, doy la vuelta, hago el pino... Hay tantas cosas que podría hacer ahora que no sé por qué decidirme. Han pasado muchos años... Quince minutos después me decido por entrar, abro la puesta tímidamente y cuando está a mitad de camino me doy cuenta de que no he llamado, qué estúpida, ¿y si estaba en el baño haciendo... lo que sea? Ya da igual, no hay vuelta atrás. La habitación es pequeña, sin mucho misterio, un color blanco hueso que no daña a los ojos, las ventanas son pequeñas y están casi todas tapadas por unas persianas azules, excepto una que me da justo en la cara y me deslumbra pero procuro que no se note para no poner caras raras. Él está tumbado en la cama con una vía en el brazo. Sus ojos azules oscuro como el cielo de noche me están observando y no dejan de mirar de arriba abajo, por un momento me parece que no me reconoce pero de repente susurra mi nombre y se le iluminan sus ojazos.

Un inicio sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora