𝐂𝐀𝐍𝐀𝐑𝐈𝐀𝐒 | la vida de Julia Álvarez da un giro drástico cuando conoce a Pedri Gonzalez. Su vida y la del canario no eran ni parecidas, pero su amor fue más fuerte.
❝ #juliaalvarez x #pedrigonzalez ❞
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Julia;
Miraba a lo lejos mi casa con tristeza.
Había vuelto de Barcelona hace unos días junto con mi madre y Joel. Ahora estaba en el coche yendo a Barcelona.
Estaba un poco triste, no lo iba a negar. La despedida con mi hermanito y con mi madre había sido dura. Creo que no podría vivir sin ellos. Prometí que vendría seguido a visitarlos y ellos prometieron visitarme a mi.
La despedida con Gio fue la peor. La razón? El se iba a estudiar a Italia. Estábamos tristes porque de cualquier modo era difícil el visitarnos, pero prometimos ir de vacaciones juntos el próximo verano.
Cuando vi que mi casa salió de mi vista, suspire con tristeza.
Sería un nuevo comienzo, una nueva etapa en Barcelona.
[.....]
— Que va, por donde estáis? —escuche la voz de Pedri atraves de mi móvil
— Estoy cerca, casi llegando —conteste.
— Quieres que vaya? Puedo ayudarte a ordenar todo —propuso y sonreí.
— Me encantaría, guapo.
Oí como soltaba una risita.
— Vale, pues voy saliendo.
— Esta bien, nos vemos, Pepi.
La llama se cortó cuando el me saludo.
Ya había llegado a Barcelona, luego de unas tantas horas largas por la ruta. Estaba ahora a dos cuadras del departamento que había comprado. Se sentía tan bien poder decirlo.
Al llegar hice las cosas rápido ya que estaba muy cansada.
Aparque el auto y di gracias a dios que mi departamento estaba en el primer piso ( y era uno de los primeros).
Baje las dos maletas gigantes del coche y las subí al depto. Baje nuevamente para buscar las cajas y bolsos que también tenía allí. Luego de unos diez minutos ya estaba todo disperso por todo el departamento.
Suspire mientras veía todo el depto. Estaba tan feliz.
Escuche el timbrey sonreí al saber que era el canario. Abri la puerta con una sonrisa gigante.
— Hola, amor —saludo con una sonrisita.
Sonreí al escuchar su apodo. Aunque fuéramos novios, aún me hacía poner nerviosa como el primer día. Era genial.
— Hola, Pepi —salude y me acerque a su cuerpo.
El sonrió al ver mis intenciones. Agarro mi cintura y me acerco a el. Posicione mi mano en su mandíbula y junte nuestros labios. Un beso delicado y dulce fue el que empeze.
