05

707 89 18
                                    







Jungkook tenía clara tres cosas.

Uno, su vida como un strigoi era difícil al ser uno de los pocos seres que salían a la luz del día en busca de un lugar donde sobrevivir, era un ser que se podía camuflar aun más fácilmente debido a que sus ojos eran negros, y que traspiraba terror hacia los humanos, también de que debía de romperle el cuello a vampiros en sus tiempos aun más ocupados.

Incluso si estaba con su pareja destinada en su mente.

Jungkook gruñe levemente, utilizando su fuerza apenas un poco para tomar del cuello aquel vampiro, apretando con tan fuerza después para escuchar aquel hueso crujir bajo su mano y sentir sus dedos hundirse en su carne.

Número dos, detestaba el olor a putrefacción. Si sabia que su vida había acabado hacia siglos, uno de ellos olores que siempre le iban atormentar sería la muerte, la muerte de sus padres, la muerte de sus hermanos, la muerte de sus amigos, la muerte de su aldea entera.

Jungkook recordaba perfectamente aun como su aldea fue masacrada totalmente por vampiros.

Recordaba haber estado ahogándose en su propia sangre, casi muriendo, sintiendo su corazón débil, tan débil que no podía tener más latidos que dar debido a las heridas.

Recordaba ese río de sangre.

Recordaba la lluvia que azotaba su débil cuerpo.

Recordaba como había llegado aquel vampiro strigoi y mordió su piel, recordó el calor de su sangre, recordó el dolor que le acusaba aquello, era caliente, como si quemase su interior en la hoguera misma.

Recordaba el hambre que pasó.

Recordaba el dolor.

Jungkook lo hacía perfectamente a pesar de no ser ya un novicio. aun tenía sus frescos recuerdos cuando antes vivió en Alemania, cuando llegó a Escocia, cuando tenía una vida feliz.

Donde soñaba en ser como su padre.

Donde soñó tener una familia.

Sus manos se llenaron de un líquido oscuro, siendo espeso y gruñe de nuevo en molestia sintiendo a Antón a su espalda, jungkook solo respiró intentando tranquilizarse.

Número tres, el sabía perfectamente que su Mein blut jamás correría peligro si el estaba atento.

No le importaba si fuera una vida humana con la que tendría que acabar.

Taehyung debe de estar bien.

Chasquea su lengua limpiando sus manos sintiendo ese calor de el fuego, viendo aquellos cuerpos consumirse mientras estaba en cuclillas, sacando un cigarrillo de la cajetilla que tenía en su saco y estiró su brazo a esas llamas encendiendolo, llevándolo a sus labios e inhalando lentamente.

El humo volvió a sus pulmones y siguió mirando sin ninguna otra expresión el fuego.

—Jungkook - habló Antón, su expresión era igual mientras tenía sus manos en sus bolsillos de su gabardina, el pelirrojo volteó al vampiro rubio un segundo alzando ambas cejas emitiendo un sonido —Tendremos visita esta noche.

Y Jungkook rechinó sus dientes, sus orejas poniéndose un poco puntiagudas, casi mostrando esa transformación de un strigoi.













Taehyung había estado pensando seriamente en todo lo que había sucedido en esos días mientras que el departamento estaba solitario sin ninguna vista de los dos vampiros que vivían temporalmente ahí.

Sangre KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora