Javier es el segundo hijo de la familia Giacometti, conocidos como "los dragones celestiales" y quien es omega dominante, por lo que es elegido como el heredero de la familia tras la muerte de su padre. Para poder obtener el título de "dragón negro"...
T/N: Agradezco a las personas que se han tomado el tiempo de leer esto, posiblemente tarde en actualizar ya que tengo otros dos fanfic a los que también debo dedicarles algo de tiempo. Al igual que en mi otro fanfic Cristarito, aclaro que contiene lenguaje subido de tono y algunas escenas +18. Si eres menor de edad te agradeceré abstenerte de leerlo, al igual si no te gusta te pido pases de largo, es molesto que reporten algo que simplemente no les agrada. ¡Gracias por sus lecturas!
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Capítulo 2: Recuerdos.
Javier y Guillermo estaban dormidos compartiendo la misma cama, tenían años que no lo hacían al menos hasta que el omega fue quien rompió el acuerdo con su hermano alfa. Sin embargo, el mayor de ellos despertó notando que el otro estaba liberando su aroma a chocolate, cosa que le agradaba Memo, pero que no iba a decirle a nadie. Se mantuvo en silencio y recordó que eso hacían hace 5 años antes de que Luciana muriera.
«¿Quién te hizo eso? Sé que prometí mantenerme lejos de ti, pero supongo que ahora que no está mi papá puedo volver a estar cerca y que me tengas confianza para contarme lo que pasó ayer. » Acaricio su cabello y siguió mirando esas mordidas en su cuello, definitivamente iba a matar al desgraciado que había dañado a su hermanito. Y es que no era para menos, Javier era eso que había salvado su miserable vida, tenía 8 años cuando después del secuestro quedó con traumas y odiaba a los omegas — excepto a Luciana— tenía motivos, demasiados como para pedir que ningún omega se acercará a él y fue cuando con el paso de los años el chícharo rompió con esa barrera.
«Gracias a ti no odio a Diego, de alguna forma sanaste mis heridas aunque yo ahora no puedo sanar las tuyas. » Recordó entonces cuando Javier tenía 5 años y todos los días se iba a dormir con él, Guillermo odiaba eso, pero justo fue lo que necesitaba para no tenerle odio a sus dos hermanos omegas.
"Memo, él es Diego y también es omega. Por favor no lo odies, tampoco tiene la culpa de que naciera así. Si lo dejas dormir con nosotros prometo que haré lo que me pidas. " Javier era bonito desde niño y Diego también, se llevaban un año entre ellos, el menor de sus hermanos llegó a vivir con ellos cuando tenía 5 años y era tímido.
"¿Por qué sigues queriendo dormir conmigo, tú tienes tu espacio? Diego puede irse contigo, no me necesitas" Guillermo aún podía recordar cómo Javier hizo un puchero y tomó a Diego para meterse a la cama de él.
"No me gusta dormir solo, además mamá dice que tú necesitas curar tu corazón, así que Diego y yo vamos hacerlo. " Javier se acercó a Memo quien tenía entonces 14 años, recuerda cómo es que después de ese día ambos omegas se dormían con él, para su suerte la cama era king size.
"Javier tú siempre haces lo que quieres, ahora tengo que dormir con dos niños. Sólo dile a Diego que ni se le ocurra orinarse en la cama o ambos no vuelven a quedarse conmigo ".
«Éramos muy unidos, sobre todo tú y yo. Me hubiese gustado consolarte cuando tu novio se murió, pero papá no me dejaba acercarme a ti porque decía que eso me hacía débil, tener sentimientos hacia ti sólo iban a empeorar las cosas. » Suspiro para levantarse de su cama e ir a bañarse mientras su hermano seguía dormido. Iba a averiguar qué había pasado y quién era el culpable, aunque no entendía cómo demonios se enfrentaría a ello. Se encerró tanto en su mundo que le era difícil adaptarse a la mayoría, pero está vez si pensaba en ayudar a Javier a tomar poder sobre la familia y su padre ya no iba a intervenir entre la relación de ellos.