Javier es el segundo hijo de la familia Giacometti, conocidos como "los dragones celestiales" y quien es omega dominante, por lo que es elegido como el heredero de la familia tras la muerte de su padre. Para poder obtener el título de "dragón negro"...
T/N: Tarde en redactar esto, una disculpa y espero les agrade la actualización. Algunas cosas se aclaran, otras no, pero conforme avance la trama todo irá aclarándose. Entramos a la etapa drama del fanfic, se vienen cosas más y más complicadas y veremos si llegan vivos todos.
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Capítulo 30: Yo soy tu maestro.
Javier ha ido a dejar a su hijo, lo sucedido el día anterior lo tiene muy nervioso, no ha podido dormir bien, la preocupación lo ha vuelto tenso. Mira de reojo por todos lados hasta que salta, asustado cuando Cristiano se pone frente a él, su corazón se acelera por la sorpresa de estar desprevenido y con la guardia baja.
—Hola cariño. — Javier suspira cuando lo ve y toca su pecho. Te respira profundo, inhala y exhala hasta tranquilizarse.
—Hola bicho. — Javier cierra los ojos, su corazón sigue acelerado por las últimas emociones que ha tenido en menos de veinticuatro horas.
—¿Qué te sucede? — Cristiano toma su mano y Javier ronronea ante tal muestra de cariño. Es de las cosas que lo hacen tener un lugar seguro, solamente Guillermo y Cristiano son los únicos alfas que su omega interno acepta como dignos de él. Javier lo ama, está más que enamorado del alfa dominante miembro del cartel contrario al suyo.
—Me pasó algo muy complicado ayer, después de que estuvimos juntos. — Javier nota que su hijo lo ve a lo lejos para agitar su mano junto con Damián. Ambos niños están más unidos que nunca, algo que le hace sentir alegría a la pareja. Javier quiere que ambos sean felices en un mundo miserable como el de la mafia, sabe que es ingenuo, pero no pierde la esperanza.
—¿Te gustaría que hablemos? — Cristiano nota lo crispado que está Javier, lo ha visto saltar a causa de la impresión.
—Hablar para ti significa coger, yo no creo que sea la solución. — Javier intenta hablar, pero Cristiano le da entonces un beso. Uno tan apasionado que el omega olvida por completo que están en una escuela, ni siquiera ha notado que Layún se queda boquiabierto cuando lo ve besar a Cristiano.
El alfa gruñe, es más que evidente que está molesto porque le están robando a su omega. Desde que lo conoce lo ha hecho suyo, piensa en él como la futura madre de sus crías. Que Cristiano interfiera en sus planes lo frustra bastante. Miguel es alguien caprichoso, además de selectivo y Javier es justo la posesión que más desea, como presea a su posición social.
—Canciller Layún, es un placer verlo aquí. — Una mujer lo saluda, es la madre de uno de los tantos compañeros de Mila. — Aprovecho para invitarlo al cumpleaños de mi hijo, espero pueda llevar a Mila.
El canciller no deja de mirar a Javier para después sonreír de forma forzada a la señora. — Agradezco su invitación. — Trata de disimular, aunque detesta enormemente la escena que acaba de presenciar.
—Sería todo un honor que nos acompañe. — La señora le entrega la invitación. Elegante como todo lo que rodea su mundo, ese colegio exclusivo y la vida ostentosa— Debo invitar a los otros padres, que tengan un excelente día.