XXII: No toques.

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❝Ven, búscame, encuentra al ángel

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❝Ven, búscame, encuentra al ángel.❞

Doloroso.

Es doloroso, cada golpe en su rostro es doloroso. Sus delgados belfos se han roto por los golpes, puede saborear el sabor metálico de su propia sangre en su boca, y cuerpo duele mucho al estar atado a una silla de madera, sin posibilidad de moverse.

Su cabeza cae hacia abajo cuando no puede soportar mantenerse en alto después de tantos golpes en su rostro. Sus muñecas duele de tanto luchar por ser libres pero las cuerdas que las amarran se marcan en su piel.

El agua fría de cubeta llena cae sobre su cuerpo y cabeza creando una reacción rápida para despertarlo de todos los golpes que ha recibido. Poco a poco eleva su cabeza para observar quien ha sido el responsable de mojar todo su cuerpo con agua fría pero hay cuatro hombres riendose de él y no sabe quién ha sido con claridad, su visión no es la mejor ahora mismo.

—No puedo creer que llevas aqui horas y lo único que haces es balbucear la palabra Ángel como un hombre desesperado. ¿Extrañas joderlo? Si quieres podemos joderlo por ti. —Uno de los cuatro hombres, se aproxima para tomar el rostro del azabache y obligarlo a observarlo a los ojos.

Sus risas de burla hacen que su cabeza duele más que su rostro, su mente se aburre de ellos y desea de alguna forma estar libre para devolverles todo los golpees que le han dado sin posibilidad de defenderse a él mismo. La única defensa es escupir la sangre que tiene en su boca, la cual ensucia el rostro de ese hombre cerca del suyo.

No le dolió recibir otro golpe cuando hizo eso, después de todo, es lo que deseaba hacer desde el comienzo de la tortura.

—Jodido imbécil, te atreves a escupir mi rostro. ¿No sabes que si nosotros no lo jodemos, alguien más lo estará haciendo? Seguro este siendo obligado a bailar para todos nuestros hombres, solo imagina la situación.

Y nuevamente sus risas volvieron. La voz de otro hombre habló y Jeongguk lo observó un poco antes de observar su alrededor.

—Por si no te has dado cuenta, aún sigues en el bar mientras tus amigos se encuentran en otra parte de la ciudad. — Dijo el hombre con una sonrisa ladina.

Pero no es lo que le importaba ahora mismo, su mente solo piensa en su mejor amigo y en ángel, solo desean que se encuentren bien mientras él solo afronta su culpabilidad de introducirlos en esto como en la ciudad.

— ¡Es hora de un juego! — Exclamó un hombre mientras se aproxima al azabache con una navaja, con su navaja.

—¿Que tipo de juego? — Preguntó otro mientras se cruza de brazos y luego comprendió que juego.

CARNAGE 愛 KOOKMIN / GGUKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora